Luego de 2 semanas de ausencia debido a estudios, he vuelto.
Y vuelvo con una joya del Uruguay.
Como ya saben, lo que he traido y seguiré trayendo del
Uruguay son bandas de la escena under, que como dije en otras reseñas, son las
mejores del país sin contar a Buenos Muchachos y tal vez The Supersónicos,
aunque no haya llegado a un estatuto muy alto en realidad. Y esta banda que
traigo hoy es de esa escena y sin duda es de las mejores. Siempre digo esto,
pero el problema es que de verdad son todas muy buenas y variadas!
La banda que traigo hoy se llama Santacruz, formada por Pedro
Luque (Guitarra y voz), Mauro Recchi (Batería y Voz), Nicolás Puppo (Bajo) y
Gonzalo Fernández (Guitarra).
Con Santacruz sucede algo parecido a lo que sucede con
Matias Cantante y Los Extreterrestres. Si lo vemos desde un punto de vista
estrictamente musical, teniendo en cuenta la música a nivel mundial, no están
haciendo algo nuevo o innovador, pero si es un aporte más. Tienen su propio
enfoque y son sus detalles lo que los hacen ser Santacruz y no otra banda.
Pero si lo vemos a nivel local, o sea, Uruguay, son
sumamente originales. En Uruguay, hay pocas bandas con una fuerte base de
blues-rock y aún menos con la potencia y pesadez como esta (las otras 2 que
agregaría serían Revolver y Oro Blues Pesado, siendo la segunda un poco más
rockandrollera. De ambas estaré hablando en breve!). En Uruguay hay pocas
bandas pesadas, y con pesadas no me refiero a que toquen Heavy Metal. Hay una
gran diferencia en mi opinión.
El Heavy Metal es música pesada, pero no necesariamente
tiene que transmitir un sentimiento pesado. Por ejemplo, tomemos 2 bandas: Iron
Maiden y Kyuss. Iron Maiden es Heavy Metal per-se y por ende tiene mucha
pesadez, pero Kyuss es más pesado sentimentalmente; más denso, más
apocalíptico. Eso es lo que sucede con Santacruz.
Definir a Santacruz no es difícil, pero sí muy interesante.
Como dije, hay una base de blues-rock pesado. Eso nos
llevaría a los power trios de Cream o Jimi Hendrix Experience. Pero Santacruz
tiene un sonido denso y apocalíptico, un grito de muerte, todo con un aire de
los ’70 y una pesadez cruda y sucia. Es una banda muy oscura. Con todo esto, se
los puede definir como de rock psicodélico pesado, llegando al Stoner Rock sin
lugar a dudas.
Pero esta banda también tiene sus detalles: pasajes
instrumentales, arreglos de guitarra de poco virtuosismo técnico pero
melódicamente enorme, voces desérticas y desgastadas desenterradas de su propia
tumba, baterías en constante cambio y bajos con una sonoridad que nos lleva al
ambiente desolador de la banda. Gracias a estos detalles podemos encontrarles
un toque de rock progresivo de la rama más pesada.
Varias bandas se nos vienen a la mente al escuchar esta
banda.
En la base, las 2 bandas a las que más recuerdan, por el
lado de los ’70, son Black Sabbath y Hawkwind, ambas precursoras del Stoner
Rock, cargadas de ritmos y sonoridades densas como nunca antes. También podemos
encontrar algo de The Stooges en su faceta más cruda de temas como “I Wanna Be
Your Dog” y “We Will Fall”. También Deep Purple cuando giran el volante hacia
un lado rápido y progresivo como en el pasaje instrumental de “Child in Time”.
Led Zeppelin puede llegarse a escuchar. Tal vez no tanto como las demás, aunque
al escuchar Santacruz, hay aires de la épica canción del disco “Presence”,
“Achilles Last Stand”, la cual está plagada de arreglos de guitarra y pasajes
instrumentales en un contexto que grita por ayuda.
Pero al ser una banda con grandes bases stoner, hay también
recuerdos de bandas que definen este estilo, como Kyuss, Om, Orange Goblin,
Sleep y la primer época de Queens of the Stone Age. Aun así, y me alegra mucho
porque hace que Santacruz tenga su propio sonido, esta banda genera un ambiente
más quebrador y cercano a la muerte que estas otras. Kyuss y las demás son más
densas, sin duda (me pregunto si es posible llegar a algo más denso que estas
bandas). Pero Santacruz, en mi opinión, llega a algo más, como si la música no
estuviera aquí. Al escuchar Kyuss, por ejemplo, uno siente toda esa pesadez
pero aún se encuentra en el sitio donde está. Con Santacruz, uno es
transportado al fin del mundo, a un grito de ayuda, un lugar oscuro y desértico
donde las esperanzas son muy lejanas.
Definido todo esto, ahora paso a ser un poco más detallista
con el trabajo instrumental.
La batería, al igual que todo en la banda, no contiene una
gran destreza técnica virtuosa pero está cargada detalles. Lo interesante es
que nunca se encuentra estática. Nunca elige un ritmo y lo estira hasta el
final. En cada sección hay una variación, un detalle diferente. Destaco el uso
de los platillos: nunca en exceso, utilizados en los momentos justos. Hay
bateristas que al no saber qué hacer para lograr energía y tensión, utilizan
los platillos en cada momento. Aquí, en mi opinión, están utilizados en forma
correcta, sin desgastarlos y dándoles más personalidad y sentido. Sin duda es
la batería lo que hace que la banda sea un verdadero viaje.
Luego está la voz, elemento fundamental. Claro, me dirán “Y
sí. Si la música es cantada, la voz es fundamental”. Bueno, claro. Pero yo me
refiero en el sonido de la banda. Si fuera una voz común y corriente, sería
otra cosa. Pero en este caso es una voz especial. El timbre es rasposo y un
tanto deteriorado, como si estuviera sufriendo. A su vez, en ciertos momentos
desentona pero también tiene momentos de aullidos agudos con una entonación
perfecta. Todo esto hace que la voz tenga una personalidad propia. La voz es
sin duda lo que hace que la banda generé ese sentimiento de sufrimiento. Y es
simple. Aunque toda la parte instrumental pueda estar muy bien lograda, la voz
es el instrumento con el que todos nos sentimos más identificados.
Decodificamos muchos más mensajes con una voz. Si escuchamos una guitarra tocando
una nota aguda con mucha distorsión, podemos sentir una especia de grito pero
sería algo muy subjetivo y abstracto. Un grito, el dolor en la voz, no es algo
subjetivo ni abstracto. Es dolor en su mayor pureza.
Los bajos son lo que uno espera que sean: densos y pesados, super
rítmicos utilizando en grandes momentos una sola nota pedal. Lo bueno es que no
se limitan a 2 o 3 notas y repiten su base una y otra vez. Logran mantener el
mismo ambiente durante el tiempo que este dure pero se encuentran en constante
movimiento. Yo, de haber sido el productor del disco, les habría puesto aún más
volumen. Pero esto es personal. Me gustan los bajos con una presencia tan
grande que queden a la par con las guitarras, como en Motörhead o Hawkwind.
Finalmente están las guitarras. En casi todo el disco tienen
el mismo timbre. En algunos momentos hay algún efecto diferente, pero nunca es
algo muy alejado. Distorsión y algo de reverb es lo que marca el sonido de
ellas. En ningún momento hacen solos a alta velocidad. No hay gran complejidad
técnica. Pero como les dije, si la hay melódicamente. Los arreglos son muy
bellos, haciendo juego del contrapunto entre ambas, creando melodías fáciles de
reconocer pero con algún detalle que les de personalidad propia. Son guitarras
simples pero con mucha vida. Son guitarras que se pueden cantar. Esto no es
algo positivo ni negativo. Es una característica que le da otro enfoque a la
banda. El gran uso de escalas menores
armónicas en forma de escalinata recuerda mucho a las de Ritchie Blackmore y
otras bandas del proto-metal con toques de progresivo como Captain Beyond.
Ahora empecemos con el disco.
“Casa de Piedra” fue lanzado en el 2012, transformándose en
el 2do álbum de estudio de la banda, siendo el 1ero “Sabú”.
Es un disco muy homogéneo, tanto por la calidad como por el
estilo. No hay ningún tema que quede opacado por otro. Esto es porque,
estilísticamente, tiene un sonido propio, una historia. Obviamente, a uno le puede
gustar un tema más que otro, pero es de esos discos que funciona como álbum
per-se y no una colección de canciones ordenadas. Al igual que como dije en
aquella primer reseña de este blog acerca de “Lonerism” de Tame Impala, es un
disco conceptual en cuanto a estilo. No es solo porque sea rock pesado y
psicodélico en su totalidad, sino porque el ambiente generado en cada tema es
el mismo (con variantes obviamente). Se crea un paisaje sonoro, lo que hace que
tenga sentido escuchar el disco de punta a punta y en orden y no en forma
salteada y desordenada.
El álbum empieza con “Solsticio”. Ya desde un principio
entramos en el paisaje desolado y apocalíptico que les contaba. Es un tema que
va creciendo de a poco, empezando calmo hasta que logra su auge en un estallido
de energía. Ya aquí podemos notar la delicadeza de las guitarras.
“Avalancha” empieza como un enganche del tema anterior en
cierta forma, ya que el ambiente que se genera es muy parecido. Pero pasado el
minuto, una batería con un ritmo que recuerda al de una chacarera da inició a
una sección que hace sentir que estamos en transición, explotando finalmente en
una sección super pesada y veloz que recuerda un poco a Wolfmother.
“La Misión” es sin duda la más elaborada, contando con varias
secciones contrastantes pero manteniendo un ambiente bastante homogéneo. Empieza
con una densidad enorme al borde de la destrucción en un ritmo lento. Es
interesante en esta primera sección como la guitarra toca al unísono con la
voz. Ya por el minuto y medio entramos en un pasaje pesado y progresivo
a-la-Deep Purple, con guitarras haciendo melodías en un estilo cercano al
barroco. Luego de nuevamente volver a la
sección inicial, el tema cierra con 2 minutos y medio de jam con bastante swing
y un tanto gitano conteniendo variaciones de la 2da sección. Sin duda es un
tema que demuestra las capacidades de variación de la banda sin verse en la
necesidad de alejarse de su estilo.
El 4to tema, “Odisea”, es un tema más que nada instrumental que
logra, en mi opinión y basándome en mis asociaciones musicales, una combinación perfecta de Black Sabbath y
Hawkwind. La primera sección es lenta evocando un pasadizo sin esperanzas,
donde las influencias de Black Sabbath sobresalen por sobre todo. Cercano a los
2 minutos, entramos en una sección rápida y enérgica con riffs punzantes y un
estilo de improvisación psicodélica y espacial donde el sonido de Hawkwind se
hace más evidente. Solo en esta sección encontramos vocales, aunque son escasas.
Finalmente nos encontramos con el tema que le da nombre al
disco. “Casa de Piedra” empieza con toda la energía en un riff y un ritmo que
nos lleva para un lado de Motörhead de los ’90. Aunque esto se hace menos
evidente al ingresar la voz, el tema sigue con un aire de speed metal. Es sin
duda el más enérgico de todos, aunque concluye con un blues-rock más
tradicional donde se une una armónica.
“Buque Negro” llega al punto máximo de apocalipsis del
disco. Con un ritmo en su mayor tiempo lento, nos encontramos con el lado más
stoner de la banda, acercándose al sonido grueso, denso y desértico de un
primer Queens of the Stone Age. Ayuda mucho a lograr este ambiente la duración
del tema, cercano a los 7 minutos y medio, tiempo necesario para compenetrarse
de verdad en esto. A destacar el enjambre de solos de guitarra en la sección
media acompañada de una batería lenta pero pesada y un bajo con notas muy
graves.
“Convento” es el más largo del disco, rozando los 9 minutos.
Aunque no se aleja mucho del estilo general del álbum, es sin duda el tema más
apartado. Ya en el principio nos encontramos con un ambiente con mucho swing y
ritmo bastante latino (aunque de ninguna manera desbordante), con unos
murmullos de funk por parte de la guitarra y la progresión armónica. Pero
obviamente, con una duración tan larga, se da a lugar a varias secciones, perdiéndose
de a poco lo anterior y entrando a un lugar más pesado. Es muy interesante como
está lograda la transición, ya que es bastante paulatina. Por la mitad del
tema, nos vamos a un rock psicodélico y pesado como los temas anteriores,
aunque, debido a su duración, se convierte en un verdadero viaje.
“Uh 1h” cierra el disco como debe: un tema en su mayoría
instrumental con toda la energía, potencia y evocación destructiva que se
generó en todo el álbum. Es un tema con una base pesada y desértica acercándose
nuevamente al stoner con los aires progresivos que nos presentaron anteriormente.
Empieza con un ritmo de marcha fúnebre, pero de a poco la energía va creciendo
hasta llegar a una explosión por la mitad. Luego nos encontramos con la sección
cantada, que nos lleva a un lado de hard rock sexual de los ’70 al estilo de
Aerosmith. Es interesante como finaliza el tema: una serie de riffs rápidos y
virtuosos por parte de todos los instrumentos intercalados por silencios
totales resolviendo en un final abrupto e impredecible. Es sin duda el mejor
tema del disco. Y lo mejor es que, debido a esto, nos deja con una gran idea
del disco. El punto máximo se encuentra al despedirnos.
“Casa de Piedra” nos trae el lado pesado y apocalíptico (me
disculpo por la constante repetición de este último adjetivo, pero es la
principal razón de mi reciente amor por este álbum) que le hacía falta a este
país.
Como ya dije, hay bandas de heavy metal y otras bandas
pesadas en Uruguay, pero creo que ninguna llega a evocar el sentimiento de
esta. Creo que la pesadez de esas otras bandas va más por el lado de la
destreza física y la liberación de euforia, o sea, por un lado más impulsivo,
de vivir el momento. La pesadez de esta banda va por un lado más existencial (obviamente,
esto es algo subjetivo basado puramente en mi intuición y percepción de esta
música), un lado más emocional y espiritual; un estilo de introspección y
visión del mundo que nos rodea.
Los 8 temas rondan en el mismo estilo y no hay una gran
variación estilística ni discursiva entre ellos. No es un disco de Led Zeppelin
donde nos encontramos con un abanico de estilos o un disco de Pink Floyd
plagado de diferentes ambientes sonoros. La razón es que es un disco con un
concepto sonoro. Uno puede escuchar los temas por separado, pero creo que el
verdadero sentido aquí es escucharlo entero, de principio a fin. Creo que la
belleza del disco se obtiene cuando uno se sumerge en estos 48 minutos de
música y logra compenetrarse y transportarse a este sitio de “fin del mundo”.
Atención. No es que no se pueda escuchar de manera más superficial o incluso
discontinua, pero es de esos discos que al tener un sonido tan homogéneo y
conceptual, la escucha será más nutritiva si es como se las recomiendo.
“Casa de Piedra” y todo el trabajo de Santacruz es, en mi
opinión, de lo mejor que está sucediendo en este país y espero que les llegue
tanto como a mí.
Aquí les dejo el link para el facebook de la banda. Recuerden la política de este blog: leer la reseña es un "Me gusta" en el facebook del artista. Por favor, sean lectores correctos: https://www.facebook.com/xxSANTACRUZxx?fref=ts
También el soundcloud de la banda: https://soundcloud.com/santacruzrock
A su vez, les dejo el videoclip de "Avalancha": http://www.youtube.com/watch?v=KxFViDJSjJI
Finalmente el link para descargar el disco entero: http://www.modulorecords.com/index.php?disco=36
HASTA LA PRÓXIMA SEMANA!!!!
2 comentarios:
No se como sera el mainstream uruguayo pero es cierto que hay muy buen rock and roll. Manana descargare el disco (aqui ahora son las 1.35 am) a ver que tal.
Saludos
Ni idea de esta gente. Tendré en cuenta esa recomendación si como tú dices suena a stoner rock!!
Saludos.
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