viernes, 27 de marzo de 2015

Pan del Indio - "Pichón"

La segunda mitad del split “Pichón” nos lleva a una música dónde el ritual y el paisaje son evidenciados de manera más explícita. No solo por las formas de las composiciones, sino por los lenguajes e instrumentos utilizados.

Federico Fossati, la persona detrás del proyecto Pan del Indio, es uno de esos artistas que buscan en la música una experiencia. Hay músicas que se viven durante la duración del disco o canción, y para estar con ellas, hay que escucharlas, porque la intensidad es algo del momento. Otras son para procesar. Uno las escucha y tiene que estar un tiempo meditándolas, pensándolas. Es como una especie de filosofar, porque su esencia no está en la superficie musical. Hay que escucharlas, procesarlas, darles un tiempo y volver a ellas con otra cabeza. Son músicas claras. No hace falta escuchar mil veces, como algunas canciones, para sacarles el jugo sonoro. No son músicas del momento, del presente, sino del transcurso del tiempo. La escucha es simplemente un inicio, es la experiencia. Es todo lo que sigue lo importante: la vivencia. Y esto es lo que sucede en gran parte de la música de Pan del Indio.

Hay una mezcla de folclores de varias partes del mundo. Algunos más evidentes, otros menos. Sin duda lo latinoamericano y lo oriental (por sobre todo) es lo más notorio. Sin embargo, la clara inclusión de lenguajes occidentales relacionados a la experimentación con los timbres y la improvisación libre, hace que se transforme en una música bastante indefinible.

Música étnica le quedaría corto, además de que es una etiqueta asquerosa, como world music, dónde se embolsa absolutamente todo lo que no sea de origen occidental. Mejor dicho, de origen anglosajón. Experimental tampoco, porque no es un género, sino más bien una actitud: la búsqueda de nuevas formas de concebir la música, transgredir las tradiciones, “avanzar”.  Como género es otra asquerosidad. Es básicamente encasillar lo que no se conoce ni gusta ni se intenta entender, porque en experimental entra Frank Zappa y Sonic Youth, y poco y nada tienen que ver.

El uso extensivo de una diversidad de instrumentos ayuda a que la música de este proyecto pierda un origen de procedencia. Desde instrumentos de cuerda, vientos y percusión de diferentes culturas, la textura musical de este artista cobra diferentes relieves en cada improvisación.

De alguna forma se lo puede asociar, por su forma de concebir la música, al alemán Stephan Micus, quien también utiliza una variedad de instrumentos de diferentes partes del mundo. Sin embargo, la música de este es super occidentalizada. Por más que utilice instrumentos de diferentes partes del mundo, su utilización de afinaciones temperadas (la forma de afinar según la tradición post-barroca occidental) y formas y melodías de carácter occidental hacen que su música suene más cercana, menos arriesgada, más amigable. Tendrá instrumentos de muchas partes del mundo, pero el resultado es claramente de procedencia occidental.

Pan del Indio escapa de todo esto. Sin duda es una música que a una gran mayoría les resulte lejana. En casos en los que las afinaciones no-occidentales son más evidencias y la experimentación entra como elemento clave, se vuelve poco amigable, sobre todo cuando entra el uso de la electrónica y la edición (lo cual lo asocia mucho a artistas como Terry Riley y Pauline Oliveros).  También la falta de armonía en preferencia de una nota pedal, o  incluso la falta de ambas, y la carencia de melodías reconocibles con un contorno impredecible que no tiene ni desarrollo ni conclusión clara. Pero todo esto es lo que ayuda a tener una experiencia musical más original y única. Se trata de la textura, el sonido y el clima más que de otra cosa. Es una música que juega con otras magnitudes que no son el tiempo (o al menos no el de corto plazo, o precisamente de la duración de la música). Esto es lo que lo hace escapar de las concepciones tradiciones musicales occidentales (en gran parte, porque aún así hay elementos reconocibles.)

No es que se trate de algo de otro mundo, algo totalmente original. No es ni el primero ni el último artista no-oriental que haga esto. Es más, al parecer hay una camada de artistas argentinos con un acercamiento a la música dónde todo esto es utilizado. Artistas como Golondrina Alfa y el colectivo Ø+yn, que serán incluidos en las próximas reseñas de Hobo Blues, también incorporan una enorme variedad de instrumentos, músicas basadas en la improvisación y en la búsqueda de nuevas formas musicales.

“Pichón” es su 3er-4to lanzamiento. 4to porque previamente (14 días antes) lanzó un split con Paw Paw, otro artista argentino pero de otra gama. 3ero porque en realidad “Pichón”, el split con Diente de Madera, incluye 3 de los 4 temas del anterior. Por ende, es lo mismo….3/4 lo mismo.

Cada improvisación grabada es muy diferente, sea por los instrumentos utilizados, por la forma en que es abordada, por los participantes (generalmente se tratan de improvisaciones en colaboración con otros artistas). Hay una estética en común, pero el terreno musical es muy vasto e indefinible. Se sabe cuál es, pero no hasta dónde va. Eso hace que estas 3 nuevas improvisaciones nos traigan algo nuevo y diferente a lo presentado en las anteriores realizaciones, teniendo en común la forma en que se aborda.

En este nos encontramos con improvisaciones más amenas al oído no acostumbrado, con solos claros y melodías identificables. Sin duda hay un acercamiento más claro a lo tonal y se deja un poco de lado la más experimentación. Esto siempre en comparación a los demás trabajos, obviamente. Partamos de la base que grabaciones de improvisaciones en paisajes estáticos utilizando diversos instrumentos nunca es “tradicional”, al menos no para nuestra cultura.

La primera improvisación, titulada “A Mohammad Reza Lotfi”, utiliza tambura , clarinete de bambu , n'vike (violín toba) y guitarra clásica. La siguiente, “Yarará”, utiliza n'vike y guitarra clásica. “Lucero”, la última, utiliza guitarra pasada por un generador de masas sonoras, melódica, glockenspiel y tambor.

Mientras que la primera es sumamente estática (no solo por estar siempre sobre la misma nota pedal, sino por carecer de tempo y pulsación perceptible), las otras dos son sumamente rítmicas.  De estas, “Lucero” es la más variante, transformando los ritmos y melodías constantemente, cambiando el paisaje sin parar. “Yarará” es un arpegio de guitarra que se repite una y otra vez, mientras que el n’vike hace una improvisación que parece llevarnos a ningún lado, siempre dando vueltas en el mismo lugar. Sin duda es la más minimalista y de esta forma logra algo más atrapante, un trance.

La música presentada por este artista no es novedosa, aunque sin duda tiene su toque personal.  Aún así, se trata de una música que en realidad nunca se ha incorporado en nuestra cultura, no de verdad. Entonces siempre que aparecen propuestas de este estilo, el desgaste no es algo que esté presente y siempre, de alguna forma, están transgrediendo. Es de esas estéticas que necesitan de más y más ejemplos, más insistencia, para que logren romper barreras.

Pan del Indio es otro de los artistas argentinos contemporáneos ocultos detrás de la sombra que no deja ver la música más valiosa del país vecino. Y con estos 3 temas, concluimos el hermoso split “Pichón”, disco de 2 artistas de enorme valor, de los cuales esperemos que haya más en el futuro.





Como siempre, dejamos los links necesarios:

Aquí el link a su Bandcamp, dónde encontrarán todo su material: http://pandel.bandcamp.com/

Aquí el link especificamente del split "Pichón": http://frentealfuegoediciones.bandcamp.com/releases

Y como han de imaginarse, la música de este artista tiene más sentido en vivo. Por ende, recomiendo ver este video: http://www.youtube.com/watch?v=39jJDanOyqQ



HASTA LA PRÓXIMA!

martes, 3 de marzo de 2015

Diente de Madera - "Pichón"

Siguiendo con los artistas del otro lado del río, hoy traemos uno que ha tenido una interesante búsqueda dentro de un género que a todos nos resulta muy familiar.

Diente de Madera, el proyecto solista de Jonah Schwartz, un estadounidense radicado en Argentina. Ya sin escuchar su música podemos guiarnos bastante por el nombre. De haber alguien con un diente de madera, sería alguien, para empezar, de poco dinero, con una vida más austera, más rústica, más salvaje. Tal vez no por elección propia, pero es la que le tocó. Este nombre es de esas excelentes decisiones, porque juega dentro de la estética que nos presenta este artista.

La música de Diente de Madera claramente parte del folclore estadounidense, lo derivado del blues. Para ser más específicos, nace de lo que se denomina Old Time music, el cual combinaba el blues y la música de danza con el folclore de los apalaches. Como el instrumento que escuchamos aquí es el banjo (lo cual ya le da un toque diferente a los proyectos de la índole de estas zonas latinoamericanas a los que estamos habituados a escuchar), esta influencia es aún más evidenciada, teniendo como referentes a otros cantautores del estilo cuyo instrumento era el banjo como Dock Boggs, Clarence Ashley, Buell Kazee y Bascom Lamar Lunsford.

Por este lado, la música de Diente de Madera puede sonar añeja, aunque, por tratarse de folclore, es música que trasciende el tiempo. Es inoxidable, como cualquier folclore en cualquier parte del mundo. Sin embargo falta un enorme detalle, aquel que hace que la música aquí tenga un giro diferente y original.

La 2da gran influencia es el minimalismo. Pero no la idea del uso de pocos materiales o cosas simples, sino la estética creada en los '60, la cual tenía como pilares a los compositores académicos La Monte Young, Terry Riley, Steve Reich y Philip Glass. En la música de ellos, la repetición era la base. Una repetición desenfrenada, dónde ya no entraba en juego el discurso musical tradicional, con armonías, diferentes líneas melódicas, sino el lento desarrollo, el juego con la percepción, los cambios mínimos, que con el transcurso del tiempo van causando un estilo de trance en el oyente dónde el tiempo deja de existir y es solo una mera prueba de la variación rítmica y tímbrica.

Dicho esto, hay que agregar que la repetición en Diente de Madera es algo esencial. Los riffs se repiten una y otra vez, siempre sobre una misma nota pedal. Por lo cual no hay acordes ni progresiones armónicas. Pero a esto se le agrega que el banjo está conectado a un pedal de delay, por lo cual, todo lo que toca es luego repetido a una distancia de menos de 1 segundo. La repetición de los riffs tocados velozmente, lo cuales son a su vez repetidos por el pedal de delay, hacen que estos dejen de tener el carácter clásico de riff y pasen a ser una especie de tela dónde no importa tanto cuándo sucede tal cosa, sino que suceda. Es como un mar de sonido, una especie de clima. Esto es muy interesante porque hace que una música que clásicamente tiene un carácter de canción pase a ser algo más ambiental, un estilo de paisaje que tiene pocos cambios. Es algo con mucho movimiento pero en realidad nunca se avanza, como si nos quedáramosquietos y todo lo que nos rodea se moviera. Eso es lo que se busca en el minimalismo y por eso es que el uso del delay en Diente de Madera no es algo efectista como lo suele ser. El resultado puede ser parecido, pero él lo busca como un concepto estético y no como algo que se deja ser por su simple idiosincrasia. Por ende, por ser algo que se acerca a algo más bien ambiental, podríamos decir que de los 4 pilares del minimalismo, los más claros aquí son La Monte Young y Terry Riley, sobre todo el 2do, ya que tuvo una etapa en dónde improvisaba líneas melódicas pasadas por delay mientras se escuchaba una nota pedal que daba el punto de apoyo.

Schwartz ya tenía un proyecto que partía del folk, llamado Springlizard, con el cual grabó 3 discos que se pueden escuchar aquí: https://springlizard.bandcamp.com/ 
Sin embargo, ahí lo interesante era el juego contrapuntístico entre las guitarras y las voces. Aquí, como comenté anteriormente, va por otro lado. Parece ser una estética mucho más premeditada.

Este EP es su primera grabación, el cual fue lanzado como un split junto a Pan del Indio (quién será el protagonista de la próxima reseña, ya que no solo hay que completar el disco, sino que es otro de los artistas de Argentina que Hobo Blues pretendía presentar). Fue lanzado a finales del 2014 como “Little Saddie EP” y luego como el split “Pichón” en Enero de este año 2015. Una edición super limitada en cassette del split es el único formato físico en el que se puede encontrar.

Como siempre, un EP es una corta duración, aunque muchas veces la ideal. Y puede tomarse como una especie de ensalada de todo lo que un artista hace o tener un concepto. Y por lo dicho anteriormente, es evidente cual de las 2 opciones eligió este artista.

Aunque ya el planteamiento estético descrito anteriormente marca enormemente el terreno, en este disco hay una homogeneidad indiscutible. Para empezar, todos los temas se encuentran en la misma tonalidad, o aproximadas. Todas en Re, con un pedal constante de esta nota. El delay siempre puesto con la misma respuesta, las voz siempre cantada dentro del mismo registro y con la misma actitud, todos los temas están mezclados y producidos con el mismo sonido. En sí, es como un largo mantra dividido en 4 partes. Decir que un tema gusta más que otro sería hasta un poco burdo, pues todos los temas rondan por el mismo lugar. Claramente es un todo. Hay que escucharlo de principio a fin. Si lo viéramos con ojos del minimalismo, sería como una única pieza y cada canción, cada parte, seria como la variación rítmica y tímbrica que va apareciendo de a poco. Es un paisaje musical que con el tiempo va cambiando, pero siempre es el mismo paisaje. Son simples reordenamientos de los materiales ya presentes.

Sin duda es un músico a destacar. Su producción nos trae una música folclórica muy conocida a la cual se le incorpora el uso de efectos también ya muy conocidos. Y es destacable esta unión, pues se logra un sonido sumamente particular. Pero es más destacable que esta unión no es por simple costumbre o gusto. No es que fuera alguien que está habituado a tocar folk estadounidense y a la vez le gusta algo que erroneamente siempre se asocia con la psicodelia. Esta unión es premeditada, la estética fue planeada. Parece estar todo calculado dentro de este ambiente rústico y etéreo.

Es que Diente de Madera nos trae lo mejor que puede ser un artista: salvaje, pero con inteligencia.




Como siempre, los links:

Aquí el Facebook de Diente de Madera para seguirlo: https://www.facebook.com/dientedemadera?fref=ts

Y aquí podrán escuchar su parte en el split "Pichón": https://dientedemadera.bandcamp.com/releases

A su vez, aquí tienen un video reciente de una de sus presentaciones en vivo: https://www.youtube.com/watch?v=5Outl4CxKxQ





HASTA LA PRÓXIMA!!!!!