jueves, 19 de febrero de 2015

Mariano Rodriguez - " Liberation Theology for Beginners"

Como sabemos, en la música siempre hay 2 mundos: el que nos quieren hacer conocer y el olvidado. Esto de alguna define la visión que puede tener alguien que no esté tan introducido en la cultura de un país o región. Desde un principio, este blog ha intentado mostrar el lado oscuro de la música uruguaya actual, la cual, en un momento, quién escribe también desconocía.
Ahora, ¿qué sucede en los países limítrofes? ¿Qué hay en Argentina? Hay muchas bandas que han llegado al estrellato. Pero a veces parecería que el mundo musical fuera limitado, al igual que sucede en Uruguay.
Pero retomando lo dicho en el principio, este sería uno de los mundos, el que nos quieren hacer conocer. Y de un tiempo a esta parte, este blog ha dejado en claro que ese mundo oculto, al cual solo llegan los que de verdad quieren, es tan rico (me atrevería a decir más) que aquel que está al alcance de cualquiera de nosotros. Es más diverso, sin duda. Pero más que nada, es el menos comprometido y a la vez el más comprometido. El menos porque en su gran mayoría, no le va a hacer caso a lo que “deberían” hacer según la industria. El más comprometido porque lo hacen por la música y más nada, porque no pueden esperar remuneración alguna de su arte, lamentablemente.
Entonces volviendo, ¿qué hay en Argentina? Hay muchas cosas desconocidas, o más bien, conocidas por pocos, los que decidieron llegar. Y por suerte, de gran nivel. Y este blog se ha tomado el tiempo de ir en busca de ellos, porque lamentablemente no van a venir a nosotros. Por suerte lo ha hecho, porque se ha topado con proyectos de enorme nivel, con búsquedas que van más allá de lo ordinario, que nos traen algo diferente a lo que entra dentro de la cultura rioplatense definida por los medios masivos.

En esta reseña (y en las que aparecerán próximamente) presentamos a uno de estos artistas argentinos, quien tuvo el agrado de traernos unos de los discos más interesantes salidos en el 2014: Mariano Rodriguez.

No hay mejor uso de la palabra “solista” que el que se le da a este artista, en todos los sentidos.

Para empezar, se trata de un guitarrista, en el mayor de los términos. Su música es instrumental, con la guitarra como volante que conduce, pues en la mayoría de los temas nos encontramos con este instrumento solista. Incluso cuándo es acompañado, sigue siendo el estelar. Pero es además guitarrista por su forma de encarar el instrumento. No es simplemente una persona que sabe tocar guitarra y decidió grabar algo. Es un guitarrista porque hay una clara búsqueda por un sonido particular, una forma de concebir la música a través del instrumento, una enorme rigurosidad en la técnica, un claro uso del contrapunto.

Su música parte del blues, de la rama del denominado “primitivismo americano”, un género más que nada instrumental con la guitarra como instrumento principal, iniciado por John Fahey y seguido por varios como Leo Kottke, Robbie Basho, Peter Lang, Max Ochs y Jack Rose. Esto ya marca bastante el terreno de su lenguaje guitarrístico, tanto para la armonía como para la forma de arreglar sus canciones, en las cuales los arpegios son el recurso más utilizado. Sin embargo, uno nota ya en una primera escucha que su estilo trasciende estas influencias. Por un lado, influencias de música clásica, siendo el principal referente (según él) el guitarrista y compositor paraguayo Agustín Barrios. También hay mucha experimentación en la guitarra de Mariano Rodriguez lo cual nos lleva a influencias como Derek Bailey y los últimos trabajos de John Fahey.

Pero hay algo interesante de la música de este artista y es que por más que su base musical sea el blues, de alguna forma uno se da cuenta que es latinoamericano, lo cual es raro. Nombra también a Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui como influencias. Eso ya podría darnos pistas. Pero tal vez va más en su acercamiento a esta música de origen anglosajón, ya que cuándo uno es de un país ajeno al estilo que se toca, y además se tiene un enorme desarrollo y consciencia sobre el trabajo de uno, es imposible no hacer de lo ajeno algo propio. Tal vez con lo siguiente puede haber alguna pista.
El 2do instrumento de Mariano Rodriguez es el estudio. Cuándo anteriormente decía solista en todos los sentidos es porque es él quien graba, edita, hace el arte de tapa...todo. A veces graba entre paredes de su casa, a veces al aire libre. Pero es él quien tiene control de todo el trabajo, desde la composición y la interpretación a la grabación y producción. Y dentro de esta producción se encuentra el usar el estudio como instrumento.

En todos sus discos podemos escuchar grabaciones de paisajes sonoros o discursos, tanto en “crudo” como manipulados con cambios de velocidad, tono y otras herramientas. Estas mismas son aplicadas a grabaciones de instrumentos. Entonces esto hace tengamos a un músico cuyo instrumento es la guitarra y a su vez la electrónica, tomando ambos un rol igualmente importante.

Estos paisajes y discursos grabados evidencian el territorio dónde Rodriguez habita. Estamos escuchando el paisaje sonoro con el que él se topa cada día. Lo de párrafos anteriores es una composición instrumental dónde los silencios juegan un rol importante, así como el que no importe a veces qué nota le sigue a tal sino la suma, o sea, en qué “territorio” se encuentran esas notas, como si fuera un paisaje: hay tales notas, tales ritmos, una nota pedal dónde se encuentra todo, y no importa el orden en cómo se presentan sino el hecho de que estén esos presentes y no otros. Los cantos de los pájaros, pasos de la gente, el viento son para los paisajes sonoros lo que las notas, los ritmos, la nota pedal son a las composiciones.

Entonces es esa mezcla entre los registros que evidencian el paisaje dónde Mariano Rodriguez vive (Bariloche, ubicado dentro de la región de la Patagonia, al sur de Argentina) y su acercamiento a la composición guitarrística, que parecería tomar elementos de esos paisajes que hacen que su música, por más que nazca en gran parte de una tradición anglosajona, lo que hace que su música suene latinoamericana.

La discografía de Rodriguez cuenta con unos 9 álbumes (incluyendo el que traemos hoy). Sin embargo, no es de esos artistas que trata cada disco que saca como “el nuevo gran disco”. No es un alguien que intente crear todo un nuevo concepto en cada proyecto y luego lo trate de esa forma romántica como su nueva gran obra. Es más bien un artista que tiene su territorio definido y cada disco es un aporte más a ello. Más que expandir su universo musical, se trata de entrarle en más detalle a ese paisaje sonoro que nos presenta desde su primer disco. Con cada escucha, podemos entender aún mejor lo que teníamos antes. Cada nuevo lanzamiento es una evidencia del trabajo del día a día, y se pueden apreciar más bien como registros de su viaje musical, solo para que no lo perdamos en el camino, solo para que le sigamos la pista.

Su último trabajo, “Liberation Theology for Beginners”, fue lanzado el 24 de Diciembre de 2014, el día de Navidad. Y no es casual. El disco se trata de un homenaje a esta festividad. El mismo Mariano Rodiguez comenta en el disco: ''Teología de la Liberación para principiantes'' es la materialización de un viejo anhelo, grabar un disco de navidad. Siempre quise hacer un Álbum Navideño pero nunca logre el consentimiento de mis compañeros de bandas y desde el 2008 que empecé a tocar como solista cuando llegaba a fin de año estaba ya sin ganas ni tiempo de grabar algo. Por lo general empezaba a grabar algo pero lo terminaba mezclando para las Pascuas de Resurrección, y las pascuas no son lo mismo que las navidades. Las pascuas son muy dramáticas, hay conspiración, intriga, entrega, torturas, sangre, muerte y resurrección; y sobre la muerte y la resurrección vengo haciendo un disco todos los años desde el 2009. Igual un buen disco de pascuas hecho en Bariloche no sería una mala idea, un álbum conceptual de pascuas Barilochense debería ser prensado, pero en vez de vinilo tendría que ser de chocolate. Volviendo a los Xmas Albums, los que crecimos en el Siglo XX sabemos la importancia que tuvieron estos productos en la cultura de masas realzando el espíritu navideño y ayudando a que el ejercicio de las compañías discográficas cerrase con balances positivos. ''Teología de la Liberación para principiantes'' un regalo de las navidades del pasado para todos ustedes”.

Es un disco relativamente corto, pero con la duración ideal. Son solo 6 temas que tocan varios lugares del terreno musical de Rodriguez, tanto en estilo musical como en concepción compositiva. Aunque toda su música es tranquila, tanto por el instrumental como por el punto de partida para la composición, este disco es particularmente tranquilo y pasivo, tal vez el más de todos. Es hasta el más paisajístico, tal vez aquel en el que más se resalta lo que hablábamos previamente.

El disco abre con “El turrón de Alicante y el clima subtropical”. La melodía que inicia el tema domina más de la mitad de la duración total, repitiéndose una y otra vez con variaciones de acompañamiento y de velocidad. Lo interesante es que en cada repetición siempre hay un nuevo detalle. Puede ser mínimo, pero siempre lo hay. Esa repetición cuasi infinita hace que lo que en un momento entraba dentro de algo dónde el tiempo importa, de a poco se vuelve atemporal para dejarnos en claro que se trata del lugar en dónde se está y no de como este nos lleva a otro ni como el mismo evoluciona. Esa melodía es sin duda la más pegadiza y mejor desarrollada que encontraremos en todo el trabajo de Rodriguez. Es un tema muy triunfal y hasta infantil que despoja enormemente sus influencias estadounidenses, acercándose a una guitarra de un estilo más clásico.

“Esta es la luz de Cristo” nos trae el primer registro sonoro. Parte de la idea de un disco de Navidad incluye la festividades religiosas de la época. Y este 2do tema nos trae un registro de una peregrinación pasando por una de las capillas de su trayecto. Lo que se escucha aquí es música, pero el desarrollo de este dilema lo dejaré para el penúltimo tema del disco dónde será más necesario hablar de ello. Luego de casi 1 minuto de esta grabación, volvemos a la guitarra de Mariano, quién nos presenta nuevamente un motivo que se repite una y otra vez, cada repetición con una nueva variación. En este caso, por tener arreglos un poco menos estipulados, cada vuelta puede parecer muy semejante (en una escucha más superficial) y sumamente diferente (en una escucha más atenta).

“La Fe del converso”, tocada en dobro, se encuentra constantemente en un pedal de re y es sin duda la más paisajística de todas las que contienen instrumento. Y esto es por cómo está construida. Si uno presta atención, se dará cuenta que hay un acorde predominante, en el cual Mariano se detiene por largo tiempo. Luego encontramos un 2do acorde que sirve como un eje entre repeticiones del anterior, y finalmente una serie de acordes disminuidos que funcionan como un conjunto. En fin, tendríamos 3 elementos. A su vez, no hay melodía en absoluto. Las miles de variaciones de cómo ordenar las notas de cada acorde en realidad son arpegiados que decoran la música, dándole a cada uno de esos acordes no solo una identidad en notas, sino también en gestos.
Pero hay un elemento más. En el dobro, luego del puente, hay una parte de las cuerdas que por tensión suena muy agudo y lejos de la afinación de la cual está el instrumento. Esto es utilizado como un 4to elemento en esta composición. Lo interesante es que por más que suena atonal y lejano a la pieza, Rodriguez utiliza los elementos rítmicos previos, ayudando a que haya una conexión entre este elemento y los anteriores, despojándolo enormemente de su carácter más atonal y dándole un sentido más rítmico que melódico.
El tema es un paisaje, sin duda. Cada acorde es estirado en el tiempo y arpegiado de distintas maneras, tal como lo harían los sonidos de un paisaje. Como dijimos, no importa el orden en qué aparecen, sino que aparezcan esos y no otros.

“Sendero Luminso” recuerda mucho a los discos menos new age del sello Windham Hill, acercándose a músicos como William Ackerman. En este tema, además de la guitarra, nos encontramos con diferentes flautas, unas que hacen melodías y adornos musicales y otras que emulan aves. El tema podría durar horas y horas, por encontrarse siempre en un mismo acorde y tener una melodía que gira en torno a una serie de notas con un trayecto nunca claro del todo. Es como si lo que escucháramos fuese más bien una selección de una grabación larga más que un tema que en verdad dura 3 minutos. Lo más destacable aquí es el trabajo de las flautas. Esa emulación de aves lleva a instrumentos lo que se intenta hacer con las grabaciones de paisajes. Es transportar esa idea a otros timbres. El fin es el mismo, pero los medios son otros, y por ende, el resultado es diferente.

Procesión a la ermita de la Virgen de las Nieves” es la más particular. Se trata de la grabación de una procesión que se hace todos los años en los Barrios del Alto (la zona más pobre de Bariloche) a la ermita de la Virgen de las Nieves. Cada capilla de la zona (unas 15-20 en total) recorre unos 12 km en una camioneta con un sistema de sonido mientras recitan, rezan y cantan canciones y textos de la iglesia relacionados a la festividad.
Mariano Rodriguez simplemente tomó un grabador, lo levantó en el aire y lo direccionaba hacia dónde le gustara. Siempre desde un punto fijo. Por ende, lo que escuchamos aquí es el ambiente dónde se encontraba el grabador en ese momento, que tiene como estelar a una de las capillas que pasaba recitando un texto en el momento. Como esta capilla se encontraba en movimiento, la grabación tiene una forma de fade in-fade out, una forma de puente constante. En ningún momento el volumen es estable. Sube desde muy bajo hasta un punto máximo y de ahí decrece.
Esto es música. La mayoría dirán que no, pero lo es. Es una composición musical. Tiene los timbres que lo conforman y lo hacen ser lo que es y no otra cosa (los pasos, voces de alrededor y la voz recitadora, que sería el instrumento principal), tiene una forma muy evidente (de arco), tiene su “letra”. Sí, es un registro, pero el tema es que aquí hay una forma, posición y lugar dónde grabar muy predeterminada. No es que simplemente quería registrar el hecho, sino que lo quería registrar de una manera muy específica. Además, no grabó cualquier momento, sino el que escuchamos. Otro momento ya no sería lo mismo. Estamos viendo una ventana de un cosa mucho más grande, y es esa elección, esa ventana, lo que lo hace composición. El decidir cuándo empieza y cuándo termina, dónde ubicar el micrófono para así resaltar lo que se desea (y a su vez para que se grabe cómo se desea), el ser consciente (y a la vez elector) de la forma que va a tener el registro, y finalmente el decidir qué grabar. Todo eso es composición musical. No hay diferencia alguna con las concepciones tradicionales de música. Sí, los sonidos y la sucesión de los mismos no son decididos por quién graba, pero sí es él quien decide que sean esos y no otros. Y bueno, sin ir más lejos, John Cage dio lugar a la música aleatoria, dónde las notas y sucesión de las mismas eran al azar, y lo único que elegía él (a veces) era el instrumental. A veces ni la forma, a veces absolutamente nada. Todo al azar. Aquí hay más decisiones de las que hay en muchísimas composiciones musicales, más que una gran mayoría de la música popular inclusive, porque a diferencia de muchos de esos casos, aquí no se tomaron ideas tradicionales ni establecidas. Todo (o más bien una enorme parte) es decisión de Mariano Rodriguez.

El último tema del disco, “El Cuervo y el Cardenal”, nos despide con una tonada que nos lleva al lado más folk-blues de este artista. Aunque sin duda tiene menos cosas analizables (en comparación a los anteriores), es un tema que complementa el disco de muy buena manera, finalizándolo con algo más tradicional, tanto en composición como en estilo musical. Un tema muy tranquilo que expresa de a su manera ese concepto de paisaje, o sea, lo que es ese paisaje para Mariano Rodriguez en una forma más abstracta y personal.

En apenas 25 minutos, este artista de Bariloche, Argentina, nos presenta un disco con un estilo musical muy cercano a todos nosotros, pero que al verlo con lupa, nos encontramos con varias cosas que pueden llamarnos la atención y transformar la escucha en algo diferente.

Se puede escuchar de la misma manera que cualquier otro disco, obviamente. Eso es lo interesante. Nos da la música y podemos escucharla como queramos. Él sabe que hay algo fuera de lo común en él, pero de manera sabia, no nos obliga a ir por ello. No lo precisa. Si se quiere escuchar como cualquier otro disco (lo cual no le quitaría nivel de disfrute), adelante. Pero hay algo más por ahí. No va a aparecerse por voluntad propia. Es como Mariano Rodriguez grabando esas procesiones navideñas. Hay que tener la actitud.











En este link podrán entrar a su página de Facebook para seguirle la pista: https://www.facebook.com/pages/-Mariano-Rodriguez-/169751086370371?fref=ts


Y como siempre, el link para escuchar el disco y por suerte, su discografía entera: https://marianorodriguez.bandcamp.com/album/liberation-theology-for-beginners




HASTA LA PRÓXIMA!!!!


martes, 3 de febrero de 2015

Alessandro Podestá - "Partido el ganado"

Este año 2014, como todos los años (por suerte), ha sido muy fructífero en materia musical. Varios discos de enorme calidad fueron lanzados.

En la escena nacional, Hotel Paradise y Croupier Funk con sus discos homónimos, Reyes Estallar con “La muerte en una buena”, Vincent Vega con “El Gran Galgo, Lobo Está con “El ciervo que ladra”. Hubo otros buenos lanzamientos, pero tal vez no tan interesantes como para nombrarlos como mejores del año (al menos no para quién escribe).
En la internacional, Death Grips con “Niggas on the Moon” (el cual sería, para este blog, el mejor lanzamiento del año), King Buzzo con “This Machine Kills Artists”, Tinariwen con “Emmaar” e “Inside/Outside”, Thurston Moore con “The Best Day”, The Bug con “Angels & Devils”, Pat Metheny y su Unity Band con “Kin”, Brad Mehldau y Mark Guiliana con “Mehliana: Taming the Dragon”, Reigning Sound con “Shattered”, clipping. con su debut “CLPPNG”, Swans con “To be Kind”, Shabazz Palaces “Less Majesty”, Mariano Rodriguez y su tributo a la Navidad “Liberation Theology for Beginners”, el EP debut de Diente de Madera “Little Sadie”, Golondrina Alfa con “Amanecer en el campo”, YOB con “Clearing the Path to Ascend”, Pallbearer con su 2do álbum “Foundations of Burden” y Neil Young (el verdadero Diós del rock & roll) con su disco de covers acústicos “A Letter Home” y su álbum con orquesta “Storytone”.

Pero en esta lista falta no solo el mejor disco nacional de este año y por ende de los encabezadores de la lista, sino que uno de los más interesantes discos de la música nacional de los últimos años. El artista detrás de esta excelente obra es sin duda uno de los más respetables que ha tenido este país en los últimos tiempos. Su nombre es Alessandro Podestá.

La carrera solista de Podestá ha sido muy prolífera, inciándose en el 2007 y habiendo lanzado 3 álbumes: “Aspavento” (2009), “Medias Tintas” (2010) y “Lo que no sé” (2012).

Desde sus principios se ha definido como un cantautor con una fuerte base del folclore latinoamericano, dándole una buena entrada a conceptos provenientes de la vanguardia naciente de la 2da mitad del siglo XX, siempre partiendo desde la guitarra como principal herramienta compositiva.

La más evidente influencia de Podestá, además de los diversos folclores musicales que utiliza, es el conjunto uruguayo Los que iban cantando, sobre todo uno de sus integrantes, Jorge Lazaroff. Lamentablemente esta influencia ha sido llevada por varias personas a adjetivaciones que sobrepasan el de “epígono”, lo cual, de alguna manera, ha opacado varias veces el rico trabajo de este músico.

Absolutamente nada sale por arte de magia. Todo tiene influencias. El que Lazaroff sea una influencia no quita nada. Pero la pregunta es hasta qué punto está la influencia y a partir de dónde empieza lo propio. Simplemente porque se haga uso de folclore latinoamericano y se combine con formas y conceptos que escapan de la tradición de la música popular no alcanza para catalogarlo como “imitador” o lo que sea de la índole. Además, varias de estas críticas se reducen a “bueno, porque hay folclore y es raro, entonces es muy parecido a Lazaroff”.

Lazaroff, por un lado, siempre explicitaba las influencias latinoamericanas, siempre estaban ahí, en la superficie, por más que estuvieran acompañadas de lo “raro”. Además, el grado de experimentación era llamativa dentro del género, pero no así en términos más generales. Finalmente, y más importante, la postura de Lazaroff, no solo en letras sino en el encare musical, contenía una enorme reivindicación del latinoamericanismo al que quería pertenecer, con una enorme carga política reflejada por la dictadura de los años '70 y '80 del Uruguay. No en todas sus canciones obviamente, pero dentro de la definición de Lazaroff como artista, ese es uno de los puntos más fuertes, sobre todo en su trabajo con Los que iban cantando.

Alessandro Podestá no deja muy en evidencia los ritmos latinoamericanos tomados. Incluso cuándo son evidenciados, varios son mezclados a la vez y se hace difícil identificar cada uno. Esto hace que Podestá ritmicamente no sea un folclorista sino una especie de intérprete del mismo. Los ritmos de Podestá no son tomados, sino creados. Es un producto.

Su música claramente tiene una carga política-social, pero (por suerte) con un ojo actual. No hay una reivindicación del latinomericanismo tan tajante, o más bien, no de la misma manera. Y bueno, más que nada, no es un artista de la dictadura, ni siquiera de la camada de la post-dictadura. Esto hace que su postura vaya por otro lado. No tanto de la protesta sino más bien un ojo analítico de la situación latinoamericana, incluso de su idiosincrasia.

Musicalmente, la experimentación siempre está presente. Ninguna canción puede clasificarse dento de alguna tradición. Por la armonía practicamente nunca. Pero de poder hacerse, la forma de la composición, su desarrollo, escapa del formato clásico de canción. Si tomamos lo anteriormente dicho sobre Lazaroff al respecto, la experimentación de Podestá no solo es tal dentro del género, sino en términos musciales generales.

Con esta breve descripción ya queda en claro que Podestá, por más que tome como influencia a Lazaroff, no es un imitador, tal vez tampoco un tan evidente epígono. Pero supongamos que fuera más que un sucesor y que tomara mucho de Lazaroff, al punto que se pudiera decir que es extremadamente parecido. ¿Cuál sería el problema? No lo digo desde un punto de vista existencial, sino más bien tomando la idiosincrasia uruguaya. En un país dónde ultimamente se intenta ser el 1ero en hacer algo que ya existe en EEUU o Inglaterra en forma masiva, dónde parece estar de moda la celebración de cada nuevo conjunto musical que ha “logrado” hacer lo que ya está trillado en esos 2 países, usando todos los “trucos” ya existentes sin agregar, en muchísimos casos, algo más personal que pueda distinguirlos de las evidentes influencias, se condena a aquellos que toman hasta la más mínima influencia de autores nacionales o limítrofes. Parece ser que en un país que siempre ha intentado reivindicar su supuesta autonomía cultural, siempre recibe de brazos abiertos a todo aquel que sepa cocinar con la receta de los extranjeros y enterrar a los que usan las recetas autóctonas. Lo peor es que se le da la mano a los más “nacionales” solo cuándo son amigables y entran dentro de lo que se clasfica como nacional, ese producto que siempre ha servido no como un objeto cultural, sino de marketing. No hace falta indagar mucho para ver que las propuestas “nacionales” celebradas entran todas dentro de lo que podría utilizarse en alguna campaña publicitaria de turismo. Un par de tamboriles, alguna murga por detrás, hablar de nuestras costumbres más celebradas por aquellos que el orgullo nacional parece ser una virtud y listo, porque si se quiere ser uruguayo sin que un hacha caiga en la cabeza de uno, hay que seguir la receta que sirven en cada panfleto y anuncio.
Cuándo aparecen artistas de gran nivel como Alessandro Podestá que deciden alejarse un poco de la tradición en busca de propuestas que nos den algo nuevo, son apartados por aquellos que no creen que son lo suficientemente anglosajones y por aquellos que no creen que son lo suficientemente “nacionales”.

En el pasado 2014, este músico lanzó su 4to álbum, “Partido el ganado”. Son 7 canciones, 12 minutos. Sin embargo, es un disco con un concepto muy sólido que logra solapar su corta duración, algo así como la duración ideal para lo que pretende ser.

Mientras que este nuevo trabajo sigue en la línea de los anteriores, claramente marca una evolución en el mundo musical de Podestá. Los ritmos folclóricos son aún más mezclados y desprovistos de sus contextos tradicionales en un enfoque mucho más experimental. Musicalmente, esto parecería ser más Alessandro Podestá que nunca, pues todas esas influencias tan claramente marcadas en el pasado se han hecho menos evidentes, como si hubiera logrado absorberlas del todo, hacerlas propias y dar a escuchar solo la interpretación de las mismas, o sea, dónde entra Podestá dentro de ese mundo siendo él mismo.

A lo anterior se suma la forma y duración de cada canción. Solo 2 rondan en los 3 minutos, mientras que las demás ni siquiera llegan a los 2, hasta nos encontramos con una que ronda en los 30 segundos. Esas cortas duraciones ya perfilan al disco hacia otro lado. Pero podemos escuchar varios discos de punk, sobre todo de hardcore, y encontrarnos con temas que no llegan ni al minuto y no les hace falta tampoco. Tienen una buena conclusión en el sentido más clásico. Aquí ningún tema parecería tener una conclusión tan evidente. En ciertos casos son como paisajes a los cuales uno entra y sale al finalizar el tema. Otros simplemente parecen llevar a un lugar al cual nunca se llega; terminan porque la grabación terminó y no tanto porque el tema mismo haya terminado. Este constante rondeo por la superficie de cada canción sin nunca saber a dónde se llega, esa especie de pregunta nunca respondida, es sin duda el mayor eje del disco.

Algo que no es menor es el trabajo en la guitarra. Ya desde el primer disco que este artista se viene consagrando como uno de los guistarristas más interesantes de nuestro país. No es de un virtuosismo clásico, pero si de un virtuosismo personal. Con su abánico de ritmos latinoamericanos mezclados como una ensalada, sus búsquedas por nuevas sonoridades y texturas y su claro gusto por melodías y armonías menos tradicionales, Podestá logra un acercamiento muy personal a la guitarra, tanto que en este disco llega al punto en que uno puede escuchar su guitarra y darse cuenta que es él sin necesidad de nombrarlo (claro, si ya se lo conoce).

Cada uno de los 7 temas nos lleva por lugares diferentes, siempre dentro de un ambiente bastante oscuro e indefinido con letras que contienen un mensaje que no es tan evidente, lo cual sobrecarga ese misterio del cual hablaba anteriormente. Es como una mirada personal de la vida citadina que rodea a este músico.

Pero por ser un disco con un concepto, 7 temas pensados como un todo, el orden de estos cobra un enorme sentido, empezando por el instrumental “Rionegrina”, dónde lo más interesante de la guitarra de Podestá toma el rol de protagonista, luego pasando a “Cada pueblo y cada plaza”, un tema minimalista que a medida que evoluciona se va tornando más oscuro y denso. Le sigue “No sé si fuiste”, calmando un poco las aguas con una tonada más dulce y amena dónde los silencios cobran tanta importancia como cada nota tocada. “Notas 4”, el 4to tema, con un principio bastante indefinido que de a poco va tomando forma hasta llegar al ritmo eje, siempre manteniendo un acercamiento muy experimental y disonante, sobre todo en las secciones dónde Juan Manuel Varela toma el rol de cantante (sin duda el tema más interesante del disco). “Reto Sano” nos trae el tema más dulce del disco pero con un ritmo y pulsación bastante libre que nos mantiene en un flotar constante. “Algo movido” es una samba instrumental muy descontracturada con aires de huayno que aunque es el tema rítmicamente más firme, por sus apenas 33 segundos de duración, termina siendo el tema que más nos deja en desbalance. Finalmente “La vá”, con un milongón bastante oscuro que literalmente despide el disco apenas pasando el minuto, concluyéndolo sin conclusión, como si justo cuándo estuvieramos por entender algo de lo que estaba sucediendo se esfumara todo para nunca saber nada en fin.

Sinceramente no hay nada para refutarle a este disco. A alguno puede no convencerle cierto aspecto, pero eso ya iría más por gustos y preferencias. Dentro de la estética del disco, todo funciona a la perfección. Todo lo utilizado aquí, desde los arreglos hasta la duración total, parece estar dentro de un concepto muy pensado previamente. Es interesante como una música que genera tantas preguntas a la vez tiene tanto sentido, como si estuvieramos delante de una máquina que no sabemos como funciona pero la vemos funcionar a la perfección.

“Partido el ganado” es sin duda uno de los trabajos musicales más interesantes del 2014 y de estos últimos años en el Uruguay. O incluso de más atrás en el tiempo. Tal vez mucho más.



Como siempre, los links

Aquí pueden entrar al Facebook del artista para seguirlo: https://www.facebook.com/pages/Alessandro-Podest%C3%A1/450268961697909?fref=ts

Y en su Bandcamp podrán escuchar este grandioso disco, así como sus anteriores: http://alessandropodesta.bandcamp.com/album/partido-el-ganado




HASTA LA PRÓXIMA!!!!!!