lunes, 10 de noviembre de 2014

Hotel Paradise - "Hotel Paradise"

Tal vez no te convenza la porquería que tenés alrededor”. Así empieza una de las letras del disco que traemos hoy. Y en este país, cuándo hablamos de rock es cierto....hasta que aparecen los que te dan una mano de salvación.

Luego de la disolución de Chicos Eléctricos en 1999 (seguramente el antes y el después del rock under del Uruguay), los 2 integrantes líderes de la banda, Nicolás Barcia y Gabriel Barbieri, tomaron diferentes caminos. El último formó Motosierra, otra ya mítica banda de este país, integrada, entre otros, por el baterista Walo Crespo (mencionado porque tiene un lugar importante en esta reseña). Sin embargo, Nico Barcia entró en una época de rock entre paredes, componiendo temas y siguiendo con el espíritu, pero sin llevar adelante ningún proyecto ni grabación formalmente.

Luego de 8 años, Barcia reapareció con la formación de una nueva banda: Hotel Paradise. Mientras que él tomaba el rol de guitarrista y vocalista, Andy Adler (otro de los héroes nacidos de Chicos Eléctricos) tomo el rol de 2do guitrrista y Walo Crespo el de baterista. El rigor, así como la musicalidad de la banda, siempre estuvo presente desde el principio, pero como le dijo Barcia a Hobo Blues “Por ella desfilaron un buen número de músicos, bajistas en su mayoría, que entraban y salían de las habitaciones como pericos por su hotel, siendo solo Nico y Walo quienes se mantuvieron con el uniforme de botones puesto desde el principio. Las entradas y salidas de músicos, junto a la mala conducta general de la banda, hicieron que cada vez que algo cristalizaba, al instante desaparecía, y vuelta a rearmar. De ahí que hayan quedado grabaciones por el camino y algunos proyectos capados que nunca vieron la luz”.
Pero ya con bastante material trabajado y con Leonardo Bianco (Motosierra, León Blanco) en el bajo por un tiempo, lograron plasmar la personalidad de Hotel Paradise en un primer álbum que será para muchos el primer contacto con la banda.

La palabra rock ya tiene un significado tan amplio que puede entrar practicamente lo que sea. Sin embargo, si entramos en algo más puro y detallista, hay un género al que sí se le puede denominar rock. No es que Pink Floyd o Buenos Muchachos no lo sean. Eso es rock, sí. Pero en esta ocasión podemos hablar de rock en su mayor pureza, el “verdadero rock”. Y no de una forma elitista y burda sin contenido, esa actitud un poco pedante la cual este blog detesta. Hablamos de algo estrictamente musical. Hablamos de lo que se define como el rock & roll más puro. Es verdad que en esa definición entran muchos y de gran variedad, pero todos comparten esa definición del rock, tanto en música como en actitud. Creedence y Neil Young son 2 mundos diferentes, pero en su esencia, comparten eso (para ejemplificar).

Hotel Paradise es una banda de rock en el sentido más puro. Las letras, la música, la agresividad, la “desprolijidad”. Pero hay que quebrar la lanza por ellos, porque no se trata de un grupo de músicos que toman los clichés de la estrella de rock y los repiten solo por el look. Son músicos serios, con el nivel de seriedad que más respeta este blog: les importa mucho, pero a la vez les importa en absoluto. Uno escucha esta banda y se da cuenta que hay un trabajo minucioso, hasta en el tema más típico. Pero a la vez se de cuenta que están en esto por esto y por nada más. Como todos, quieren ganarse un público, pero claramente quieren ganárselo por lo que ellos quieren ser, no por lo que los otros desean. Esa actitud es para quién escribe la más respetable. Y por eso es rock de verdad. Uno ve a los verdaderos dioses de esta música, personas como Iggy Pop y Neil Young, y han sido así: van en contra de lo que “deberían” hacer....y siempre los resultados son excelentes. Pero no van en contra por el simple hecho de estar en contra, eso sería adolescente y estupido. Creo que esto es algo que se encuentra aquí y por eso se ha ganado el respeto merecido.

La banda tiene su poesía. Por un lado, tenemos a 2 músicos que han llegado a algo así como un estatuto de “leyenda”. Son jóvenes aún, ninguno llega a los 50, pero su historia musical ya ha dejado una importante huella en lo que es el rock uruguayo....el verdadero rock uruguayo (no hace falta explicar).

Por un lado, se encuentra Walo Crespo, quién ha sido desde siempre el baterista de Motosierra, una de las bandas más emblemáticas, quienes llevaron el punk-rock con influencias de hard rock al punto más agresivo que ha tenido este país. Es verdad que sus baterías son simples. Nunca nos vamos a encontrar con algún juego rítmico que se despegue, no hay virtuosismo, no hay una super técnica. Pero eso que algunos pueden ver como una limitante es contrarestado con una agresividad brutal, algo que termina siendo un ingrediente esencial en la música de esta banda. El ritmo más simple y común que se pueda escuchar es llevado a una brutalidad primitiva que se transforma en el salvajismo de la música presente. El redoblante parece ser el arma de fuego de Crespo, siempre golpeado con ladrillos. Y luego de varios conciertos presenciados, uno se da cuenta que esa energía es acompañada de un constante movimiento cavernícola. Las baterías de Crespo no van tanto por lo rítmico, sino más bien por lo tímbrico. La batería no como un instrumento musical, sino como un arma de fuego que golpea en el estómago.

Por otro lado, se encuentra Nicolás Bacia. Él se ha ganado la admiración de muchísim gente. Ya que haya sido uno de los grandes pilares de Chicos Eléctricos, esa banda de los '90 que marcó el antes y el después en el rock under nacional, que trajo la crudeza y agresividad a la música que estuvo a punto de surgir en los '70 y que fue solapada por la dictadura, que le dejó en claro a este país qué es el verdadero rock, ya es razón para tenerlo en un pedestal. Y eso para muchos fue un recuerdo, pero para otros de generaciones más jóvenes, como quién escribe, era una anécdota, una especie de leyenda que solo podía ser vivenciada con discos y algún video que se fue colando en el querido Youtube. Que Barcia haya vuelto al escenario, que haya vuelto con esta energía que no solo ha traído a esta banda, sino otros proyectos como Reyes Estallar (quienes ya aparecieron en esta página hace unos meses: http://hoboblues2013.blogspot.com/2014/08/reyes-estallar-la-muerte-en-una-buena.html), es para todos, tanto los que pudieron verlo en los '90 como para aquellos que solo sabían de él por palabras y letras, un retorno, uno muy enérgico que sin duda no tiene qué envidiarle a su pasado...en absoluto. Es más, creo que tanto en este proyecto como Reyes Estallar se demuestra que ha habido una madurez musical. Puede gustar más Chicos Eléctricos, sobre gustos no hay nada escrito, pero es inobjetable que el trabajo en estos 2 nuevos proyectos tienen un trabajo más maduro y serio. Y se ve reflejado tanto en la composición como en su acercamiento a las vocales y por sobre todo a la guitarra. En la reseña de Reyes Estallar ya lo decíamos: es claro que el trabajo de la guitarra en Barcia ha evolucionado y que no se ha estancado en el recuerdo. Hay nuevas herramientas, y las que se encontraban en Chicos Eléctricos son reutilizadas bajo otra lupa.

Pero la otra cara de la poesía de esta banda está en el bajista. Han pasado muchos por la banda, pero los 2 que han hecho que la banda tenga mayor solidez temporal son jóvenes, siendo estos Leonardo Bianco, quién estuvo presente por largo tiempo y es quién se encuentra en este primer disco, y el actual bajista, Gonzalo Petersen (Culpables, Luzmala), quién ya está en la banda hace un tiempo y que se ha acoplado a la perfección. Y creo que no es menor el que sean más jóvenes. Le da un toque de “unión” generacional a la banda, 3 generaciones de rock que completan una línea: él que dio el origen, él que decidió mantener el fuego prendido y una especie de hijo de todo esto. Eso hace que la banda tenga esa energía, no gracias a la presencia del jóven, sino porque los 2 mayores deciden integrar a un jóven. Pero lo más importante es que este no está para ayudar. No es como uno de esos músicos que acompaña a Paul McCartney que está ahí solo para “servirle” al rey. Aquí este integrante es uno más, es una hermandad. Parece haber una mutua nutrición, de la experiencia y de los ojos más actuales. Es ahí dónde está la mayor magia de esta banda: que se trata de rock, del más puro, hecho no por gente que comparta un común generacional, sino musical. Y en el escenario eso se plasma, cada uno con su personalidad, cada uno con sus vivencias y experiencia, sin ser ninguna opacada por otra.

Este disco, titulado “Hotel Paradise”, salió en Setiembre de este año 2014 a través del sello discográfico Rastrillo Records (sello que recomendamos indagar porque en su discografía se encuentran varias de las bandas de garage rock más interesantes de hoy en día).

En una primera escucha de las 12 canciones que integran este disco, uno rápidamente puede definir el estilo de la banda: garage rock con potencia, siendo las influencias más claras The Stooges y toda la manada del denominado killer rock, o sea, rock & roll puro con la actitud punk que termina definiendo el sonido de la música. Pero lo interesante del disco es que esa homogeneidad que puede sentirse en un primer encuentro, a medida que se vuelve a escuchar el disco una y otra vez, cada canción empieza a parecerse menos al resto, a cobrar su propia personalidad, como si vieramos una nube desde lejos y a medida que nos acercamos empezamos a notar cada partícula que la conforma.
¿Con esto a qué nos referimos? A que los límites definidos en la música de Hotel Paradise son claros, pero no se quedan estancados en una esquina, sino que recorren todo el terreno. Y es por eso que todos los temas comparten el mismo espíritu y a su vez son distintos entre sí. Eso es algo muy valorable, porque la banda logra un sonido definido pero ese sonido es interpretado de varias maneras.

Temas como “Shakin' Bicho” nos llevan a un garage rock con aires de los '60 y bastante swing. Otros como “No me hables más de plata” a un hard rock con aires punk (hasta tiene un ritmo que recuerda mucho a la versión de “Hey Joe” de Hendrix). También hay rock & roll bailable como “Pija y pala”. “A pirar” nos trae lo más punk de la banda, con una oscuridad y en momentos algo glam que puede recordar a Turbonegro.

Pero tambien nos vamos a lados dónde el punk y lo sucio es dejado de lado y se incorpora algo con un toque más amigable. El tema “Solo quería tocarte” nos lleva a una balada con un slide guitar estupendo, creando una musicalidad que sin duda recuerda a artistas como Tom Petty. A este le sigue “El indio negro que curó a Jesús”, dónde se encuentra una guitarra acústica en un paisaje de rock sureño al mejor estilo Lynyrd Skynyrd. Finalmente está “Calma el dolor”, con un estilo Rolling Stones post-”It's only Rock 'n Roll” y un pequeño pasaje instrumental que puede remitir al Sonic Youth menos transgresor.

Algo que acompaña con cada tema es una voz diferente. Obviamente no hay 12 voces diferentes, pero sin duda Barcia se tomó el trabajo de decidir cuál de sus voces jugaba de mejor manera con cada tema, desde lo más podrido y desgastado hasta lo más relajado y entrañable.

Queda claro que en Hotel Paradise no solo hay salvajismo y crudeza, sino también refinamiento, conocimiento, utilizando la experiencia como herramienta para saber a dónde ir. Es una banda con mucha energía que puede llegar a algo más tranquilo y hasta dulce, siempre manteniendo la honestidad adelante. Estos extremos son algo que también le dan valor y genuinidad a la banda. Saben que pueden hacer ruido, pero no se dejan tragar la imagen del rockero malo y evitar entrar en algo más sensible.

Tenemos acá otra demostración de que el verdadero rock puede ser encontrado en este país pequeño. No lo vamos a encontrar en las radios ni en los medios más accesibles, pero basta con abrir un poco los ojos y las orejas para toparnos con gemas como esta.

Este disco también demuestra que el buen rock puede lograrse, sin importar la edad, siempre que se mantenga la cabeza en alto y los ojos claros, sin nunca ser tapados por los vicios del negocio de la música que pueden atrapar al más iluso. Porque como dijo el rey (a esta altura ya no hace falta nombrarlo en este blog) “La música es vida y la vida no es un negocio”.

Pero lo que más se demuestra es que aquellos que alguna vez fueron reyes, siempre pueden volver al trono, siempre que mantengan el fuego encendido. Varios de los héroes del rock han tenido alguna caída en el camino y varios de ellos han sabido levantarse con los pies más firmes que nunca, logrando su mejor trabajo décadas después de su “época dorada”. Hotel Paradise es entre varias cosas, un bello y feliz retorno, dejando en claro que en la vida pueden haber hermosos “segundos actos”.

Ahora solo nos queda seguir escuchando este disco y presenciarlos en concierto. Hotel Paradise tiene sus puertas abiertas las 24 hs, los 7 días a la semana. Solo hay que reservar habitación.






Como siempre, aquí la página de Facebook. Si gusta, se pone "Me gusta": https://www.facebook.com/pages/Hotel-Paradise/419582378113679?fref=photo

Y aquí podrán escuchar algunos de los temas del disco, aqunue recomendamos adquirirlo. Solo comuníquense a través de Facebook: https://hotelparadise.bandcamp.com/releases





HASTA LA PRÓXIMA!!!



sábado, 11 de octubre de 2014

Vincent Vega - "El Gran Galgo"

Creo que es más difícil llevar adelante un 2do álbum que un debut. Cuándo uno decide sacar su primer disco, tiene que ver cuál es la cancha que quiere marcar, y más que nada, demostrar que hay calidad. Sin embargo, siempre está la frase “es el 1er disco”, la cual evidencia un estilo de paciencia por parte del oyente, como si este no esperase que en un debut las cosas estuvieran en condiciones óptimas. “Recién empezaron”. El debut es un inicio, y si el artista en su primer álbum sonara muy parecido a sus influencias, muy pocos lo objetarían.
Pero toda esa paciencia y comprensión, ese optimismo, al llegar el 2do álbum, puede desaparecer. Es porque se espera que la banda traiga algo nuevo. Todo lo “permitido” en el debut no puede estar en el 2do. Y gran problema si el debut es considerado un trabajo super completo. Superar lo una vez alcanzado es difícil, más cuándo el público, por lo general, no recibe bien los cambios.

Vincent Vega (Uruguay) lanzó su primer trabajo discográfico en el 2009. Para ese entonces, se trataba de un dúo: Matías González Marichal (guitarras y voz) y Mauricio Sepúlveda (guitarras y voz). El disco nos traía una música folk con un sonido actual que fácilmente podía llevar al territorio del denominado indie-folk. Entre melodías estiradas, arreglos vocales armonizados de una manera convencional que por más obvio que fueran, funcionaban a la perfección dentro de ese enfoque musical, y arreglos de guitarra que no desperdiciaban las posibilidades que permiten los dúos, se lograba una especie de tranquilidad irreal, dónde lo meloso no llegaba a lo pomposo (al menos no para quién escribe) y la ternura nunca agobiaba (aunque obviamente siempre nos encontrábamos entre flores e inocencia).
Sin duda que lo más interesante de este disco se encontraba en las guitarras. No por las armonías, ya que el dúo nunca se alejaba de un tonalismo/modalismo típico con algunos giros que podían dar mayor interés, sino por la interacción entre ambas guitarras. Los arpegiados en una especie de contrapunto en dónde las voces de cada guitarra se unían entre sí y generaban líneas que se combinaban atrapaban rápidamente. Un buen ejemplo era el tema más interesante de ese primer álbum, “Un poco más feliz”.

El dúo hace ya un par de años que pasó a ser un cuarteto, sumándose Leandro Mangado al bajo y Emiliano Pérez Saavedra a la batería. Al mismo tiempo, las guitarras acústicas fueron de a poco siendo suplantadas por eléctricas. Y sucedió lo que era esperable: del Folk al Folk-Rock.

Luego de 5 años de su primer lanzamiento, Vincent Vega, ahora como cuarteto, lanzó su 2do trabajo de estudio, titulado “El Gran Galgo”.

En este disco, gracias al instrumental (y más que nada al enfoque musical del cual partían y el que ahora han incorporado), nos encontramos con un folk-rock electrificado (poca presencia hay de guitarras acústicas). Influencias como The Beatles en los discos “Help!” y “Rubber Soul”, Bob Dylan post-“Bringing it all back Home”, The Band, The Byrds, Buffalo Springfield, Creedence Clearwater Revival, Grateful Dead de principios de los ’70, Moby Grape, son algunas de las que podemos encontrar con mayor facilidad.
No se dejan afuera algunas de las influencias que encontrábamos en el disco anterior, sobre todo porque estas también están ligadas al sonido del folk-rock de los ’60 y comienzos de los ’70. Por eso, Simon & Garfunkel, Neil Young (en su etapa más folk), The Beach Boys, Johnny Cash (tal vez más en este disco que el anterior), son otros de los que podemos escuchar en el sonido del actual Vincent Vega.

Algunas cosas que encontrábamos en el debut se han perdido en este 2do trabajo discográfico. Aquellas melodías estiradas fueron sustituidas por un fraseo más dinámico que acompaña el ritmo del resto de los instrumentos. A su vez, esa ternura y paz que podían traer las canciones fueron reemplazadas por un ambiente más alegre y eufórico (sin llevarlo a extremos).

Algo que tampoco encontramos con tanta presencia es la forma en qué dialogaban las guitarras, ese contrapunto del cual hablaba anteriormente, que sin duda era la parte más fuerte de ese primer encuentro con el dúo.

Pero la reseña empieza con el desafío del 2do álbum, la prueba de fuego para una banda. Y habría que pensar si lo anteriormente dicho, lo que suena como “negativo”, solapa lo que se podría ver como “positivo”, o si este último tiene mayor peso y este nuevo álbum sale victorioso.

Es verdad que la estética musical de la banda ahora pueda ser un poco más predecible. Hay canciones que fácilmente pueden encasillarse en un estilo, incluso en un artista en particular de los ya nombrados. Pero no pondría el adjetivo de “menos original”. No tanto porque ahora sea lo contrario, sino porque antes tampoco nos presentaban nada que no pudiera definirse. Vincent Vega, desde un principio, no se caracterizó por la originalidad, sino por el trabajo y desarrollo dentro un territorio musical ya bien definido.

Es verdad que el interés de las melodías en el primer disco se daba por ese estiramiento, pero a la
 vez, podía a veces ser agotador. O más que agotador, repetitivo. En este disco, las melodías tal vez no tienen un toque tan personal, pero nunca cansan. Siempre están activas y a la par con lo que la parte instrumental intenta plasmar. Algo interesante, a su vez, es que en este disco los timbres de las voces se despegan más. No es que el timbre de las voces haya cambiado en sí, pero sin duda ambos cantantes han evolucionado mucho y de a poco parecen definir sus propias voces. Lo que antes funcionaba como “la voz de Vincent Vega”, ahora son 2 voces. Vincent Vega ahora tiene 2 voces. Es que cada cantante ha llevado las cualidades que apenas se asomaban en el primer disco a un nivel un poco más notorio.


Por el lado de González, el abandono de las melodías largas lo ha ayudado a explorar otras con otros saltos que no solo enriquecen su instrumento, sino que demuestran que tiene un amplio registro vocal y un gran manejo de los agudos. Además, gracias a estas melodías con mayor movimiento, ahora los pasajes de una nota a otra a través de glissandos (pasajes de una nota a otra no por saltos, sino por un "desliz") han adoptado otro perfil que amplía las herramientas vocales que pueda utilizar en un futuro. Algo interesante de Gonzalez en este disco es la pronunciación de las vocales, tomando las palabras no solo por su significado, sino por su cualidad sonora. El mejor ejemplo está en “Tan herido”, dónde la sonoridad de las palabras varía constantemente por este truco. Palabras como “cansado” pasan a ser “keansado”.

Por el lado de Sepúlveda, su voz parece aún más relajada, más despreocupada. En momentos puede ser hasta un poquito rasposa. Con todo esto, pareciera que adoptara una posición en la cual las cosas le importaran mucho, y a su vez en absoluto. Mucho porque parece estar preocupado del timbre que quiere darle a su canto. En absoluto porque no parece importarle si el resultado es placentero para el oyente. No estoy hablando de algo extremista. No son gritos como Henry Rollins en Black Flag ni cantos recitados como Lou Reed, ni siquiera un canto afinado y podrido como Lemmy en Motörhead. Es tal vez un detalle muy pequeño, pero está presente, lo suficiente como para dedicarle estas líneas.

El formato de cuarteto electrificado sin duda amplía las posibilidades de trabajo. Aunque decidieron no explorar cosas que se alejaran de un terreno ya bien marcado, tampoco se instalaron en un solo lugar. Podemos encontrar varias partes instrumentales para empezar. Pero también, aunque haya temas que puedan encasillarse con un artista en particular, son artistas diferentes. Todos rondan por el Folk-Rock, pero no siempre es el mismo.

Algunas de estas partes instrumentales son tan desarrolladas que se transforman en canciones puramente instrumentales, como en el caso de “Instrumental”. Pero lo interesante son las partes instrumentales dentro de canciones con vocales. Es más, hay momentos en los que estas tienen tanto peso que hasta podrían definirse como temas instrumentales con partes con vocales. El mejor ejemplo es el tema que abre el disco, “Blues de las manchas”. En el principio, las vocales predominan, con apenas un pequeño pasaje instrumental en la mitad y la vuelta a los acordes del verso al final. Pero es en esta última que aparece lo que recién comentaba. Algo que podría ser un final de unos pocos segundos, ya que se trata de los mismos acordes que escuchamos a lo largo del tema, es extendido tanto que ocupa casi la mitad de la duración total de la canción. Primero un solo de guitarra, luego un solo de la otra guitarra, luego aparece un piano, y finalmente un solo de armónica por parte del invitado Ismael Varela, mejor conocido como Señor Faraón. Cada uno de estos solos es acompañado de manera diferente, variaciones tímbricas de esos acordes que no paran de repetirse. Es que llega un momento que ese estirado final tiene tanto sentido que podría durar mucho más, exprimiendo todas las posibilidades, dándole un solo a cada instrumento existente en el planeta. No sucede, pero se alude a ello.

¿Qué hay de las guitarras? La interacción que encontrábamos en el primer disco ya no está presente tan exhaustivamente. Lo que antes eran 2 guitarras en un mismo nivel jerárquico, ahora es una líder y una acompañante. En otros momentos ambas están al mismo nivel, pero en un nivel menos protagónico que el del debut. Es que hay que entender: este disco no se trata del trabajo de 2 guitarras, ya no. Se trata del trabajo en grupo, como banda de Rock. Se da lugar a cosas muy interesantes, como la guitarra principal en “Gatillo ligero” o la de “Honey Eyed Girl”.

Pero como dije, aún encontramos esos tejidos guitarrísticos, y diría que con mayor elaboración y riqueza. Un excelente ejemplo es “Viejo amor”, uno de los mejores temas del disco. Las guitarras eléctricas arpegiadas con un sonido muy cristalino y pasivo son lo mejor que vamos encontrar en el disco por parte de estos instrumentos. Es que al trabajo contrapuntístico que encontrábamos en el primer disco se le agrega la búsqueda del timbre necesario, el sonido ideal para plasmar lo que de verdad se desea. El sonido acústico era parte de la idiosincrasia de ese primer disco. Pero era un planteamiento estético general más que una decisión para las canciones en particular. Esta vez, en esta canción en especial, se decide plasmar el ambiente imaginado, aunque eso signifique, en momentos, quitarle un sonido homogéneo al disco, transformando aa la canción en un mundo con sus propios límites. Gracias a este arpegiado, este sonido en particular, y la armonía dulce, pasiva e inocente, se evidencian influencias de nuestro país, que es Eduardo Mateo, más que nada el del grandioso disco “Cuerpo y Alma”. Aun así, esta asociación no irrumpe con el gran trabajo realizado, mucho menos con la valoración merecida.

Hay otro tema que sin duda hay que destacar, y es “Un et mille”. Por un lado, nos encontramos con una guitarra que tiene mayor protagonismo, pues esta tiene mayor movimiento, incluso dentro de un mismo acorde, a diferencia de la otra. Sin embargo, es el resultado lo que genera interés, los contrastes y variaciones melódicas que se dan entre el estatismo de una y el movimiento de la otra, dándole otro significado a las notas de la primera.
Por otro lado, aunque la armonía no es innovadora, es interesante como las notas de la guitarra con mayor movimiento van adquiriendo otro carácter a medida que la armonía cambia, como las mismas herramientas cobran otro sentido según el material con el cual es contrastado. También vale destacar la guitarra eléctrica super distorsionada del final, con un rol que no va por lo melódico, sino por el timbre y más nada, algo así como un concepto más acusmático que musical.
Finalmente, destacaría la letra. La mayor parte de las letras de Vincent Vega hablan de amor y de una especie de soledad existencial. No son malas letras, pero tampoco son una maravilla. Por lo general, están ahí sin molestar en absoluto y hasta pueden pasar desapercibidas. En esta canción, la temática es amor, el encuentro con una persona “ideal”, sin nunca caer en algo pomposo. La adoración por algo cuyos defectos parecen estar en la superficie, hace que la letra suene sumamente honesta, haciendo que la temática se sienta más personal y hasta identificable con uno mismo. Sin duda la mejor letra del disco.

Si comparamos con el disco anterior, podríamos decir que es más heterogéneo, en cuánto a calidad. Hay temas que están muy bien logrados y otros que pueden estarlo también, pero que podrían ser sustituidos por otros de la misma índole, pues su rol no es tanto ser un tema distinguible, sino reafirmar el terreno dónde se está trabajando. Pero esos puntos altos llegan más que los del debut, pues se nota un mayor trabajo y elaboración.

Es que el disco presenta una madurez incuestionable. Aunque el valor que tenían los arreglos de guitarra en el debut era grande (lo cual ya dije varias veces), en momentos podía parecer que las soluciones compositivas eran las mismas o parecidas, como si hubieran encontrado la fórmula secreta y la repetían una y otra vez. No cansaba, pero de a poco se perdía el efecto sorpresa. Aquí, por más que algunos recursos no son inventados por ellos, ni cerca, al tener varios, cada tema puede tener una personalidad más propia.
Además, la producción del disco es mucho mayor. No es que el otro disco tuviera una mala, pero aquí se nota que la producción fue un tema puesto en la mesa.

¿Qué podría decir entonces? El disco anterior tal vez tenía algo que los hacía más Vincent Vega que otra cosa, aunque no por mucho. Pero este disco tiene un mayor trabajo irreprochable. Y los puntos altos del disco superan enormemente a los del primero.

¿Es mejor o peor disco que el debut? Creo que eso ya entra en gustos. Pero la pregunta es: ¿este disco cargará el peso de ser un segundo trabajo discográfico? ¿Vivirá bajo la sombra de su antecesor? Creo que no. Creo que más bien la tendrá a su lado, acompañándolo para que ambos puedan decir “Esto es Vincent Vega”.





Aquí está el link para el Facebook. Como siempre, si gusta, se pone "Me gusta": https://www.facebook.com/pages/Vincent-Vega/118775371919?fref=ts

Luego pueden escuchar online y descargar el disco en el Bandcamp de la banda: https://vincentvegauy.bandcamp.com/releases

Y aquí podrán descargar este y el primer disco. Recomiendo ambos: http://www.vincentvega.uy/




HASTA LA PRÓXIMA!!!


sábado, 20 de septiembre de 2014

Croupier Funk - "Croupier Funk"

Hacer Funk en Uruguay es un gran problema. No hay cultura de este género musical, en absoluto. Más bien una "movida" (porque convengamos que, aunque se diga mucho, tampoco la hay de Reggae, aunque este es más escuchado). Eso lleva a 2 cosas. Por un lado, permite que cualquiera "pueda" hacer Funk, porque igual, poco se sabe de él. El otro, y el más grande de todos, es que está asociado a un encuentro social que es "la fiesta". El Funk en Uruguay es sinónimo de fiesta, sobre todo porque lo que más llego a nuestro país de este género fue las variaciones del mismo en la época Disco...y en esa quedó. Han habido varias bandas que han adoptado parte del lenguaje, pero sinceramente, diría que practicamete todas (ya que no puedo afirmar que conozco todas, aunque en realidad no ha habido muchas que digamos) lo han adoptado de manera muy superficial. Se cree que por hacer una línea de bajo con ciertos giros, una guitarra con un ritmo pseudo-Funk y cantar de forma pseudo-rapeada, alcanza. No, no es así. No es así en ningún género y muchísimo menos con este.
Hace ya unos años empezó a escucharse en varios boliches una banda de Funk. Algo que llamaba la atención a primera vista era el despliegue, ya se que se trataba de una banda con varios integrantes, un ensamble de Funk, tal como lo eran en los '60 y '70. Obviamente, por lo anteriormente dicho y la selección de canciones (lo cuales eran todos covers conocidos del género), la banda era relacionada directamente al ambiente de fiesta. No se escuchaba decir "qué genial es la banda" en un sentido puramente musical, sino más bien el efecto que tenía en ese ambiente, o sea, la música como un medio y no como un fin. Esto, siendo sincero, era algo que a quien escribe le disgustaba un poco. Yo no estoy a favor de las bandas de covers, al menos no por un largo tiempo. 
Pero pasado un tiempo, se fueron incorporando sus propias canciones al repertorio en vivo. En un principio, inevitablemente aludían a las bandas más conocidas del Funk, o más bien, hacían uso de los aspectos más característicos del mismo. Inevitable, pero comprensible y respetable (convengamos que esa imbecilidad de "originalidad pura" no existe. TODO nace de algo).
Ya desde hace unos meses se anunciaba el futuro lanzamiento del debut de la banda, titulado también "Croupier Funk". Fue lanzado este Lunes 15 de Setiembre de 2014. Sin embargo, algunos integrantes de la banda tuvieron la gentileza de regalarle una copia a quién escribe el día antes con el fin de hacer lo que se sabe hacer en este blog: escribir de discos actuales, sobre todo uruguayos, sobre todo under. Voy a ser sincero: no sabía qué esperar. Bueno, hasta cierto punto. Ya había escuchado los temas "Dentro del club" y "La magnífica historia de los hermanos Brlbrlba". Ambos me habían gustado pero no lo suficiente en aquel momento. Sabía que me iba a encontrar con Funk, pero no así su acercamiento y elaboración. Y teniendo esas referencias (que a decir verdad, no es que les dediqué una gran escucha), á los prejuicios con los que evidentemente ya contaba, porque así empecé esta reseña, no esperaba nada que me sorprendiera. Pero ahora puedo decirlo: me equivoqué y mucho.
Las influencias de Croupier Funk son claras. Sin duda las más predominantes son Parliament/Funkadelic (más el primero ya que la banda no tiene un sonido rockero como el que solía tener Funkadelic), pero rapidamente encontramos otras claves del Funk como Sly & the Family Stone, James Brown, Stevie Wonder, Wild Cherry y Kool and the Gang. También podemos encontrar influencias del Red Hot Chili Peppers más Funk, aquel de los primeros 3 álbumes de los '80 y en menor medida en el "Mother's Milk" y "Blood Sugar Sex Magik". Pero la música se vuelve más interesante cuándo aparecn guiñadas de otros que llevaron el Funk por otros territorios, como Herbie Hancock, Steely Dan o inclusive Talking Heads, que hacen que la banda se transforme, al igual que estos 2 artistas, en algo que puede alejarse, aunque sea por 1 paso, del Funk para llegar a otras cosas.
Lo más valorable de la banda es que tocan Funk, de verdad, y no un simil de Funk. Cada instrumento tiene todos los trucos del género, algo así como si al escuchar Croupier Funk nos encontraramos con una especie de biblioteca de Funk. Eso significa que aquí nos encontraremos con Funk de verdad. Podrá gustar o no, pero que es Funk no hay duda. Lo más valorable es que no se quedan en un solo acercamiento. Es que ya viendo las influencias que he nombrado, es imposible que el Funk que escuchemos aquí sea solo uno. Ya hablar de James Brown y Talking Heads es hablar de kilómetros de distancia. Pero incluso al hablar del P-Funk y Sly Stone es bastante.
Como banda, o sea, por la parte instrumental, sin duda son un conjunto que funciona a la perfección. No hay solos de guitarra, ni de teclados, ni de vientos. Es una banda que funciona como un solo individuo. No hay nunca un protagonista explícito. Solo puede haberlo en el oyente si este se interesa por un instrumento más que otro, pero dentro de la planificación de la banda, no hay líder. Todos parecen estar al mismo nivel jerárquico. Esto es algo interesante ya que da a lugar a otros resultados musicales, como polirritmias, melodías resultantes por la unión entre instrumentos, etc. O más que dar resultado (porque siempre puede suceder esto), ayuda a que el oído esté más atento a ello.
El juego entre pares de instrumentos es algo a tener en cuenta al escucharlos. Por ejmplo, las guitarras nunca hacen lo mismo entre sí. Generlmente podemos escuchar un haciendo un pequeño riff que tiende más hacia lo rítmico que lo melódico, mientras que la otra hace diferentes acordes rasgueados con los típicos ritmos del género. 
Las voces por lo general no hacen melodías que resalten tanto. Son melodías que juegan dentro de una cancha ya conocida. Pero lo interesante es que cuentan con un cantante masculino de voz grave y una cantante femenina de voz medio-aguda, y esto da a lugar a ciertos juegos como cantar la misma melodía a la octava o juegos de pregunta/respuesta que ganan mucha riqueza dada la diferencia de registro. Entonces diría que lo interesante de las voces no es tanto lo que hacen, sino la combinación entre ambas.
Los teclados y la batería, de todos los instrumentos, son los que quedan más escondidos. Tienen el rol menos protagónico. Pero en este caso, sond de esos aportes que dan mucho en lo que es el sonido de la banda. El uso de varios timbres diferentes, lo cuales se encuentran entre los clásicos del Funk y los del Jazz Fusión, más los diferents riffs de muy corta duración, hacen que los teclados puedan no estar en el frente, pero que de sacarlos, se haría un gran agujero. Lo mismo con la batería, con los ritmos clásicos del Funk que en momentos se escapan un poco, recordando más a las baterías del Jazz Funk de Billy Cobham.
Los vientos tienen 2 aspectos. Por un lado, hay que destacar las líneas melódicas. Hablando de una manera puramente tradicional, se podría decir que son motivos "bien logrados", porque tienen un buen contorno melódico, tienen sus particularidades para atrapar la atención y a su vez tienen la cualidad de ser líneas cantables y sobre todo recordables. Por otro lado, cómo son usados los vientos. La banda cuenta con una trompeta, un saxo tenor y 2 trombones, o sea, 4 instrumentos diferentes. Sin embargo, las participaciones de los vientos son siempre homófonas, o sea, los instrumentos siempre tocan con el mismo ritmo. Puede que no hagan las mismas notas. Puede que esten a diferentes intervalos y moverse en paralelo, o incluso en momentos en movimiento contrario (siempre hablando en términos melódicos), pero el resultado es una única voz que va variando su timbre en el tiempo. Y ahora es dónde entra la subjetividad, porque voy a hablar de gustos personales. Esto que hacen es algo típico del Funk. Los vientos en una enorme mayoría de casos funcionan de esta manera.

 Sin embargo, en mi opinión, habría sido interesante que también se utilizaran de una forma más contrapuntística. Teniendo 4 vientos diferentes, se podría lograr un manejo de 4 voces individualmente, o incluso 2 y 2 o como sea, y lograr así cosas que podrían enriquecer aún más la música. No hablo de un contrapunto al estilo barroco ni nada por el estilo. No hablo de un uso complejo, sino del uso en sí. Repito, es algo personal. Denominralo como "limitación" sería erróneo porque se pondría dentro de un juicio de valor...y en el arte no hay ni "mejor" ni "peor", siempre que el resultado sea el buscado. Creo que dentro del género, los que mejor han logrado un uso de los vientos son Kool and the Gang. Tenían una sección de vientos que aprovechaba ambos conceptos, y creo que el mejor ejemplo es su tema "This is you, this is me".
Pero lo que más hay que destacar son los bajos. Como dije, toda la banda funciona como una pieza única. Es más, esto es característico del Funk, porque el Funk, al igual que toda la música afrodescendiente, tiene un gran caracter "ritualista". Pero dentro de este género, el bajo tiene un rol muy importante y creo que es necesario que este esté bien desarrollado para que el conjunto suene como debe sonar. Y en este caso es así. Por un lado, las líneas melódicas y los fraseos no solo son propios de bajo (algo que charlaba con un amigo hace unas semanas es que en el bajo existen las buenas líneas y las buenas líneas de bajo), sino que son propios del estilo. El bajo suena como un bajo de Funk. Creo que esto es lo primero que hay que destacar, porque el Funk es algo que ya está muy desarrollado y sería muy "caradura" denominarse un músico del género y no saber ni la mitad de lo que se puede hacer.
 Por otro lado, destaco que las líneas son muy interesantes. Siempre tienen algún giro que sorprende y llevan al lado que se esperaba, pero girando el volante un poco, además de que están muy bien trabajadas y no son para nada simples que digamos. Pero lo que es más valorable es que no cae en el ya desgastado y cansador uso del slap. Por alguna razón, desde la aparición de Marcus Miller y Flea de Red Hot Chili Peppers, una enorme cantidad de bajistas que quieren hacer Funk creen que para hacerlo bien, hay que usar slap. Eso no solo es limitado, sino que termina desgastando. Y volviendo al principio, como en Uruguay no hay tradición de Funk y creo que nadie se ha tomado el trabajo de escucharlo y analizarlo de verdad (o al menos no lo a demostrado), todos hacen slap. Acá hay slap, pero cuándo se quiere. El slap es una decisión y no una condición. Son bajos que cuentan con una gran gama de posibilidades y que en cada uno de los temas tienen su propia personalidad. En Croupier Funk, no hay una persona que toca el bajo, sino una bajista.
El disco cuenta con 11 temas. El Funk es el género que domina el álbum, pero nos encontramos con diferentes enfoques. Como dije, en la base predominan las influencias de Parliament/Funkadelic, pero estas nunca son las únicas.
Hay temas que son Funk puro, del más clásico, en un formato de canción típico, como “Recipe”, “Fornicazzione” y varias otros. De esos temas, lo que se puede decir es que están muy bien construídos. Son temas de Funk en serio, no una especie de alusión.
Pero lo interesante es cuándo se nota aún más claramente que "saben lo que están haciendo". El Funk tiene su parte ritual. Si nos ponemos a escuchar discos de los grandes artistas del género, nos vamos a encontrar con muchísimos temas que no tienen secciones, sino que es una sola sección que se repite en un sinfin, "el ritual": un riff, una base, un ensamblaje que tiene una duración corta y esta se repite varias veces y en el correr del tema van apareciendo variaciones. Es música afrodescendiente y esto es básico. Sin ir más lejos, es lo que sucede en una cuerda de tambores. Y todo esto está en Croupier Funk. Nos encontramos con temas que están construidos a partir de una célula pequeña, la cual se repite una y otra vez y a medida que pasa el tema, vamos escuchando variaciones.
 Ejemplos son "Al sol" y "Sarahbumba", sobre todo el 2do. No es que nos encontramos con algo estático. Hay diferentes momentos, sí. Pero la base sobre la que está construido el tema es el mismo. Puedo poner como ejemplo el tema "One nation under a groove" de Funkadelic, dónde sucede lo mismo. Esto creo que demuestra aún más que la banda de verdad se adentra en el género. No solo prestan atención en aspectos melódicos y arreglos, sino que tienen en cuenta la construcción de la canción, sin caer en la típica "verso-estribillo-etc", porque como dije, esta forma de una "sola parte" es también parte del género. Tal vez no conscientemente; tal vez de escuchar mucho, de intuición. Pero sea cuál sea la razón, está presente y no por casualidad.
Algo interesante es que varios temas cuentan con secciones que son un mundo diferente a lo que es el tema en realidad. A veces, incluso, se encuentran bastante inconexos, como si fuera una fotografía. El mejor ejemplo es el principio de "Dentro del club", el cual tiene un ambiente de Smooth Jazz que parecería llevarnos a los territorios de músicos como Grover Washington Jr. o George Benson, pero rapidamente entramos en un ambiente puramente Funk. Por un lado, uno podría decir que es una lástima que no llevaran el tema por esos lugares, ya que tal vez abriría aún más el abanico de la banda (ese fue mi primer pensamiento), pero también se puede tomar como algo interesante en el armado del tema. Una pequeña mirada a algo que no va a suceder, o más bien, que es eso y más nada; es esa pequeña sección, que empieza y termina en sí misma. 
Podemos encontrarnos con temas, como "Opiti", que siguen dentro del Funk pero llegan en momentos a algo más cercano al Disco-Funk. Esto se encuentra presente en todo el tema, pero es evidenciado aún más cuando la letra dice "siempre falta gente en la casa", gracias a la batería y los teclados, con un timbre que recuerda mucho al de Herbie Hancock en su etapa Funk, más que nada en el disco "Man-Child" (como dije en un principio: los 2 instrumentos que tienen el rol menos protagónico pero que delimitan el territorio en el que va a estar tocando la banda en cada canción). 
También nos encontramos con una balada, "Enredados". De todos los temas, este, junto a otro del cual hablaré a continuación, es el más apartado estilísticamente. Aquí dejan de lado el Funk, o al menos en gran parte, para adentrarse en un ambiente más Soul al estilo de Janis Joplin, o sea, el Soul más "blanco". 
Aún así,  tengo que resaltar 2 temas.
Para empezar, "Mr. Funk", el tema final del disco. Este es algo así como el resumen de la banda, con un tempo rápido y movido. Pero lo que más atrapa es como está armado. Con una duración de unos 7 minutos, el tema contiene 3 secciones: una movida con un sonido puramente Funk, la cual contiene 2 pasajes, una segunda más lenta y con volúmen más bajo, y finalmente el final "explosivo", dónde nos encontramos con lo más rockero de la banda y dónde finalmente la guitarra toma el liderazgo con un solo chirriante. Pero creo que lo más interesante de todo este tema es el final: el pasaje totalmente inesperado de esta sección Funk-Rock con el pico de adrenalina a una sección de casi 30 segundos de ruido blanco filtrado. Y lo magnífico es que el pasaje es totalmente abrupto. No hay ningún puente que conecte una sección con otra. Además, lo último que podría uno esperarse en este disco es un final así. Tiene algo cinematográfico, como si todo hubiese sido una ilusión, toda esa felicidad fuera irreal y entraramos en la nada.
El tema que se lleva todos los puntos en este disco es sin duda "Sonincandambe". Ya desde un principio es difícil definirlo musicalmente. No me refiero a que es algo de otro planeta, como si fuera algo totalmente genuino, pero juegan varias cosas al mismo tiempo. Sin duda el Funk está totalmente atenuado. Poco hay de ello, tal vez solo en el bajo. Es más, de ser apartado de este contexto, creo que dificilmente nombraríamos al Funk en algún momento. Hay más Rock que Funk. Pero dentro de esto nos encontramos con algo que es mucho más prominenente y es música afrodescendiente. 
Por un lado, la lengua en la que se canta es nativa de Mauritania. Además, la forma en la que se canta escapa bastante de las tradiciones occidentales. Hoy en día, y más en este contexto, es difícil que algo sea purista, pero en este caso, podríamos decir que la forma de cantar está un poco más despojada. Además, por parte de las voces, hay un muy lindo juego de pregunta-respuesta entre la voz masculina, que en este caso sería la líder, y las voces femeninas, las cuales tienen un arreglo muy simple, pero con ciertos decorados, como lo son los glissandos ascendentes al final de las frases. 
A su vez, el tema, rítmicamente, contiene muchísimo de Candombe. Bueno, ya desde un principio nos encontramos con tambores. Creo que lo más valorable es que el candombe aquí está presente, pero no es evidente, no en la superficie. En Uruguay siempre que se quiere reinvindicar la procedencia de uno, tiene que usarse Candombe (algo con lo cual estoy totalmente en desacuerdo. No es la única manera). Y la enorme mayoría de las veces, el Candombe está ahí, en la superfice, evidenciándose de una manera que lo único que faltaría es una pancarta en el medio de una calle transitada. A su vez, si se quiere ser aún más evidente (y más burdo y poco original), no se precisa más que usar frases como "palo y tamboril". Esto a veces lleva a que el uso de esta fuente sea tan superficial y poco trabajada que no solo no aporta absolutamente nada, sino que demuestra que esa reivindicación carece de contenido. Y aún peor: nunca se transforma en música uruguaya. Pueden utilizar cuántos tambores quieran, cuántas frases uruguayescas se les antoje, son temas de Rock, Folk, Jazz, lo que sea, con un arreglo de Candombe, o sea, totalmente análogo a lo que hace Sting o algún otro de esos artistas que les gusta demostrarle al mundo que "son uno con el planeta". 
Aquí el Candombe está presente y es eje en la parte rítmica, pero no está evidenciado, no está "en la cara". Lo toman como un elemento más de construcción, lo disuelven entre todo el resto de los arreglos presentes. Y esto lo hace musicalmente más original, porque da a lugar (o más bien ayuda a prestar atencion) a otros resultados. Demuestran ser uruguayos, pero no tienen la necesidad de anunciarlo.

Este primer trabajo discográfico es en fin un resumen de lo que tiene la banda para ofrecer de autoría propia.

Sin duda la banda evidencia fuertemente sus influencias, más allá de decir “tocamos Funk”. Pero lo bueno es que demuestran poder mezclar todas estas influencias para lograr un super combo. Además, como ya he dicho, es claro que son músicos que se han adentrado en el estilo. Se nota por cómo tocan sus instrumentos, por cómo ensamblan las canciones, por cómo están construidas, etc. Podrá gustar o no, pero es innegable que saben lo que están haciendo y no que tomaron un par de materiales trillados y listo. Hoy en día, en mi opinión, si uno quiere hacer un estilo que ya está muy establecido, o lo estudias a fondo o ni intentes, porque ya hay mucho de ello para escuchar.
Pero lo más importante es que logran escapar del Funk más evidente en varios momentos, no solo musicalmente, sino a nivel constructivo. “Sonicandambe” es un claro ejemplo de ello, al igual que “Mr.Funk”, los 2 temas que más valoro del disco. 
Es un primer disco, pero ya con mucha calidad instrumental y compositiva, que también nos deja una huella de lo que puede ser más propio de la banda, algo que ojalá sigan desarrollando.

Todos sabemos que el Funk es música, que es arte, y no simplemente un medio para la fiesta y el baile. Sí, ambas cosas forman parte de este lenguaje, pero no se reducen a eso. Forman parte no como una idea de entretenimiento, sino más bien de unión. Como dije al prinicipio,  ese es un gran problema en Uruguay y bueno, varios lugares más dónde este género es poco desarrollado. Creo que el disco de Croupier Funk lucha contra eso. Hay fiesta, hay baile, pero lo que más hay es música, trabajo artístico. Aquí, por más que a uno le provoque moverse, es más fuerte la necesidad de escuchar.


Hace unas semanas hablaba con un compañero sobre ciertas bandas nacionales actuales de ciertos géneros y concluíamos (a raíz de la falta de trabajo y estereotipación) con “para escuchar esta banda, escucho otras”. Creo que no se aplica al caso.






Como siempre la sección de links.


Empecemos con el Facebook y con la tradición de Hobo Blues de "si se lee, se pone me gusta": 

https://www.facebook.com/bandacroupierfunk1?fref=ts

La banda no ha subido el disco a internet, pero dejo algunos links para escuchar algo de lo que contiene. Pero lo recomendable es escuchar el disco entero, y para eso hay que adquirirlo. Apoyemos a las bandas. No sale caro. Y como dijo un gran músico amigo el día de ayer "no puede ser que el arte de uno valga menos que 2 cervezas":


Presentación del disco: https://www.youtube.com/watch?v=bXAC1zblB3c

"Recipe": https://soundcloud.com/croupierfunk/recipe
"La magnífica historia de los hermano Brlbrlba" (en vivo): https://www.youtube.com/watch?v=LIovA7Cg_Po


HASTA LA PRÓXIMA!!!


miércoles, 6 de agosto de 2014

Reyes Estallar - "La Muerte en una Buena"

Es cómico que el debut de una banda se titule “La Muerte en una Buena”. Pero acá lo único que podemos encontrar es “nacimiento”. No estético-musical, pero sí de actitud. O más bien un retorno o reivindicación de las raíces: el Rock and Roll en su pureza traída al siglo XXI.

Reyes Estallar tiene su toque “romántico” por 2 aspectos.

Para empezar, su formación, que consta de 2 guitarras, 2 voces y batería. No hay bajo. Aunque muchos lo verían como una carencia, es ese supuesto “vacío” lo que le da un toque ameno, más íntimo, algo que podrías escuchar en el garage de la casa vecina. Además, esta falta sin duda es adrede, pues fácilmente uno de los integrantes podría haber tocado el bajo. La exclusión consciente del instrumento, demuestra que la banda, por más que se trata de Rock and Roll puro, tiene claro el sonido que quiere traer a su música y que no se maneja con simples convencionalismos.

Pero lo más “romántico” se da por quienes tocan los instrumentos: Nicolás Barcia (guitarra eléctrica y voz), Matías Cantante (guitarra acústica y voz) y Carlos Priario (batería y percusión). Por un lado, se podría tratar de esas formaciones denominadas “super banda” ya que nos encontramos con Nicolás Barcia, uno de los veteranos de la escena under del Rock uruguayo quien fue líder de una de las bandas más importantes e interesantes del país, Chicos Eléctricos, y que ahora, además de esta, integra otra banda muy interesante del momento llamada Hotel Paradise, Matías Cantante, líder de bandas de la escena under actual como Los Extraterrestres (de quienes escribí anteriormente) y Los Nuevos Creyentes, y Carlos Priario, integrante de Hablan por la Espalda, una de las bandas uruguayas (ya no muy under que digamos) más interesantes de este momento y que por suerte vienen escalando hacia el reconocimiento totalmente merecido. Y es esta integración, uno de los padres del rock under del Uruguay y unos de los “hijos” de esto, que le da ese toque “romántico”, al menos para los que conocemos sobre la historia de la escena y que somos fanáticos de no solo la música, sino de la colectividad que se da. Para hacer una analogía, es como aquella unión entre Neil Young y Pearl Jam para el disco “Mirror Ball” y su consecuente tour.

Este disco debut titulado “La Muerte en una Buena” y lanzado por Bandcamp el 29 de Julio de este 2014, nos trae un Rock and Roll de raíces atemporal, porque suena actual, pero es algo que cuajaría perfectamente en los ’70. La influencia más clara, o al menos más prominente, es The Rolling Stones, aunque el momentáneo desvío de esa línea puede llevarnos a los aires de sus hermanos estadounidenses, Flamin’ Groovies. Pero dentro de esta clara superficie se encuentran mezclados otros ingredientes, como el Outlaw Country de artistas como Johnny Cash y Willie Nelson y hasta el la faceta más rockera de Bob Dylan. Y lo que sin duda está presente en algo más por la actitud es el Punk, lo cual no sorprende ya que tanto Barcia como Cantante y Priario siempre han tenido ese género musical presente en sus creaciones.

Una de las cosas que destaca este disco son las guitarras de Barcia. Es de esos guitarristas que tienen la capacidad de hacer riffs no muy complicados pero con el toque necesario para que tengan su atractivo, uno que hace que los temas puedan diferenciarse por más parecidos que puedan llegar a ser en ciertos casos. Por un lado, podría decir que a medida que correr el tiempo, sus guitarras se vuelven cada vez más trabajadas. Claro, siempre atrae ese atractivo desgarrador que tuvo Chicos Eléctricos, pero siendo objetivo, sus guitarras en este trabajo, y más aún en Hotel Paradise, demuestran su evolución. Pero más allá de eso (porque a fin de cuentas siempre se trata de algo subjetivo), hay algo que es indiscutible y es que ha logrado una versatilidad enorme dentro del campo del Rock más crudo, ya que las guitarras en Chicos Eléctricos son muy diferentes a las de Reyes Estallar y Hotel Paradise. Es más, hasta los de estas dos últimas son diferentes y ambas son contemporáneas. Además, en este disco mismo podemos encontrar una variedad de riffs, cada uno con su propia “personalidad”, más allá de que jueguen más o menos en el mismo terreno.

Aunque tanto Cantante como Barcia cantan, el primero es el que se lleva el premio en este disco. Mientras que en la mayor parte del trabajo de Extraterrestres y Los Nuevos Creyente se encuentra cruda y quebradiza al mejor estilo punk, aquí su voz es mucho más dulce y pura, a veces hasta adolescente (excepto en “Pejerrey”). Ciertos glissandos que llevan de una nota a la otra le dan un toque mareadiso que, aunque el tempo está siempre bien marcado por los otros instrumentos, genera una duda si el siguiente acorde caerá donde “debe” caer. A su vez, ciertas vocales son cantadas con una voz más nasal. Todo esto le da un carácter más inocente a las canciones en la que es protagonista su voz. Y esto, mezclado con la música enérgica, se transforma en un combo que puede gustarle a cualquiera de verdad (lo cual no es fácil de lograr).

Priario no queda atrás. En ningún momento se aleja de los ritmos más típicos de este género, ni siquiera vamos a encontrar algún instrumento de percusión un poco diferente. Su set de batería es básica. Pero el interés en sus participaciones no decae debido a cómo toca estos ritmos, estos instrumentos. Y el “cómo” es fuerte y potente. No pierde en ningún momento el swing necesario para que esto sea Rock and Roll, pero esa sobrecarga de energía  hace que esta música esté entre el baile y el desaforo.  Obviamente que esto se da sobre todo en los temas más potentes, ya que en los temas más tranquilos es capaz de contenerse.

Aunque son solo 9 canciones, hay 3 que destacaría.

La balada desolada de base acústica,  “Su calavera”, es una de ellas. Por un lado, la voz de Cantante llega a su punto máximo en el disco (y a mi considerar, en todo lo que he escuchado de él), con melodías que, gracias a las notas largas, glissandos de nota a nota, el timbre de la voz pura y su forma de cantar un poco despreocupada, atrapan rápidamente. Ayudan mucho los cambios de dinámica de parte Priario entre los versos y el estribillo para que el tema tenga sus contrastes a pesar de la repetitiva armonía. Si tuviera que decir dónde se encuentra la mejor participación de Barcia en la guitarra, sin duda diría que es aquí. El riff principal tiene muchas variaciones a pesar de su corta duración y es interesante como cada acorde en el correr del tema tiene su propia forma de ser tocado. Sin duda la jema del disco.

“Hooker Mike” es otra. No es la gran cosa. Es un tema de Rock and Roll como varios más, con un riff típico del género, al igual que la letra, ritmo, arreglos, etc. En fin, no nos vamos a encontrar con nada que no hayamos escuchado antes. Sin embargo, cada uno de estos detalles está hecho a la perfección. Aquí supieron tomar cada “herramienta” utilizada un millar de veces en el Rock and Roll, explotarlas al máximo y así dar algo que no es nuevo pero sí logrado a la perfección. La guitarra tiene el sonido sucio necesario, la voz la crudeza para darle ese toque rebelde (incluso las notas desentonadas adrede ayudan mucho), la batería tiene su energía y swing en el tope. En fin, todo está en el nivel más alto que podría estar una canción de Rock and Roll bailable y efervescente o una canción de Rock and Roll para destrozar una casa entera. Estas 2 cosas combinadas en su punto máximo dan lo que a mi consideración es un excelente tema de Rock and Roll.

La 3era a destacar es “Divinorum”, por su melodía en un registro medio grave y los demás acompañamientos vocales y las participaciones de la guitarra eléctrica de Barcia (que gracias a la distorsión, sus arreglos en momentos se vuelven un poco difusos y le dan cierto atractivo). Gracias a todo esto, sumado a la percusión bastante minimalista pero con un timbre característico, se logra plasmar un paisaje bastante claro que remite a un viaje en ruta.
 
Algo que varios podrían decir es que es una música totalmente anglosajona y que no nos representa como latinoamericanos, etc, y en eso quisiera detenerme.

Yo soy de creer que es no solo interesante, pero necesario crear un lenguaje musical que se nuestro. Sin embargo, hay que tener ciertas cosas en claro. Empezando por algo general, la forma de concebir música en prácticamente TODAS las prácticas musicales latinoamericanas parte de planteamientos europeos. El pensar que “hay una armonía” y que esta “se mueve de tal manera” y que el discurso musical se da de una forma y que “cierta cosas están mal y otras bien”, no solo en las músicas populares más consumidas, sino también en los ámbitos más experimentales, es de proveniencia europea. Eso incluye hasta los mayores reivindicadores del latinoamericanismo. Porque lamento decirlo, pero hasta las figuras que más han representado ese latinoamericanismo, como Violeta Parra, Mercedes Sosa, etc., están extremadamente influenciados por ese longevo colonialismo, pues afinan como “hay que afinar” según los europeos, entonan como ellos dicen, usan acordes y movimientos armónicos que en la mayoría de los casos respetan hasta las reglas más fundamentales de la música tonal y podría seguir con un enorme listado de aspectos que los hacen “europeizados”. Si de verdad alguien quiere ser “latinoamericano”, o más bien alguien despojado en lo más posible de las prácticas europeas (porque digamos que ser puramente latinoamericano es imposible porque no queda nada puramente pre-colonial), va a tener que ir en contra de TODO lo que conoce, incluso de la manera de pensar y concebir música. El día que alguien lo haga, seré el primero en aplaudirlo porque soy de los que no solo cree que hay que experimentar cosas nuevas, sino que intento incentivarlas e incluirlas. Mientras tanto, pueden haber análisis y planteamiento filosóficos, pero como digo a veces, “bajen el puño un poco que se van a acalambrar”.

Pero hay algo más importante aquí y es que se trata de Rock. Este, por más que nació en EEUU, no es un lenguaje musical folclórico. A nadie, ni siquiera los estadounidenses, se le ocurriría decir que el Rock es algo propio de EEUU y que el resto del mundo está haciendo música estadounidense. Sí puede tener influencias del folclore de ellos, como cuando se usa Blues con bastante pureza u otros géneros. Pero decir que el Rock es algo estadounidense…no, de ninguna manera. Y no lo digo de forma burda, como si dijera “EL ROCK ES DE TODOS!!!”. Lo digo porque apenas nació, ya era parte de todos, porque rápidamente empezó a circular en el mundo, porque ya existía la industria musical y la globalización. No dio el tiempo para que se lograra establecer como algo totalmente propio de EEUU. Sí como algo que nació ahí, pero no como algo que es puramente de ellos. Y es porque los que lo crearon no lo hicieron para eso. No se trataba de una reivindicación cultural, sino de la juventud. El Rock SIEMPRE ha sido la música de la juventud. Nació para eso, siempre ha sido para eso y lo será por siempre.  El Rock nació para que los jóvenes se identificaran y punto. Es la música de la transgresión y del cuestionamiento, en momentos hasta ingenuo, pero es eso. Entonces decir que alguien hace música “yanqui”, “imperialista” o el término que se lo ocurra para rebajar el trabajo de los músicos de Rock en Latinoamérica (porque he ahí otra cuestión: no existe el Rock uruguayo, sino el Rock hecho por uruguayos….porque agregarle una cuerda de tambores y mantener intacto prácticamente el resto y decir que es “uruguayo” es lo mismo que decir que Sting hace Rock africano por agregar un par de cantantes de Senegal y una percusión algún instrumento de Mali ) es un grave error porque sería criticar desconociendo el verdadero significado de esta música.

Entonces, uniendo ambas cosas, diría que sí, está bien plantearse esos cuestionamientos, buscar cual es la identidad de uno y entender de dónde provienen las cosas. Pero a su vez hay que saber que es parte de lo que somos todos y que tampoco se puede estar haciendo ese análisis/crítica a todo, menos con ese posicionamiento tan autoritario, menos a algo que no nace de ahí. No hay que ser un crítico arrogante  y totalitarista, pero tampoco un despreocupado e ingenuo, porque al fin y al cabo, el erudito soberbio es tan iluso y sobre todo insoportable como el rockero que dice “ESTO ES ROCK!!!”.

Dicho todo esto, ¿qué podría decirse finalmente de Reyes Estallar? Yo diría que es una banda que hace Rock and Roll, del que todos conocemos, del que a todos les gusta, pero hecho acá, en Uruguay, con la mejor calidad que puede llegar a tener este género en su casi máxima pureza.

Son 2 guitarras, 2 voces y una batería….y no precisan más.



Y aquí lo más importante, que es el link para poder escuchar y descargar el disco: http://reyesestallar.bandcamp.com



HASTA LA PRÓXIMA!!!





martes, 29 de julio de 2014

King Buzzo - "This Machine Kills Artists"

Luego de un tiempo ausente, vuelvo a escribir en este blog.

Roger Osborne, mejor conocido como Buzz Osborne y posteriormente mejor conocido como King Buzzo, es, a mi consideración, quien ha logrado una nueva cara al formato cantautor solista.

Como muchos saben, Osborne ha sido líder de la famosa banda Melvins por más de 3 décadas, banda reconocida como la fundadora del género Sludge Metal, un subgénero del Doom Metal, caracterizado por tonos graves, timbres super distorsionados, tempos más lentos, aunque a veces contrastantes, y la incorporación de elementos del Hardcore Punk y Noise Rock.

En el caso particular de Melvins, más allá de la agresividad, más allá de sus oscuras letras, la música se trata del sonido, del timbre. Aunque nos encontramos con una variedad de riffs, ritmos, melodías, etc, la música se centra más en el sonido que desea plasmar. Algunos temas como “June Bug"  del disco “Stoner Witch” contienen varias secciones. Pero por lo general, cada tema presenta  una sola dimensión, llegando a puntos en los que el disco en su enteridad es un todo totalmente homogéneo, como el caso del clásico “Lysol”. Es que por lo general, los riffs de cada disco de la banda rondan por los mismos lugares, transformando cada canción en una parte de un todo y no una entidad solitaria. En el caso de “Lysol”, claramente hay una continuidad en la que cada tema es una versión reducida del todo, como si al escuchar el disco entero nos encontráramos con una versión expandida de las partes.

Buzz Osborne comenta, a propósito de su estética en la guitarra eléctrica, que no le interesan los solos de guitarra, ni el virtuosismo, sino el timbre. Sus riffs tienen su propia identidad, pero al escuchar los que ha creado en el correr del tiempo, uno se da cuenta que su guitarra no tiene varias caras, sino que es una y muy extensa. Jimmy Page es de esos guitarristas que logra varias caras con su instrumento y es lo multifacético lo que distingue su guitarra. En el caso de Osborne, se trata del constante trabajo sobre ese sonido. No toma la actitud romántica de estar en constante búsqueda de esa “gran obra”, ni de intentar dejar atónito a nadie con virtuosismo. Su trabajo es más íntimo, el constante agregado a su creación, buscando como seguir expandiendo los horizontes de su sonido guitarrístico que sin duda son totalmente maleables, pues, después de 30 años, sigue incorporando nuevos elementos.  A mi parecer, creo que esta es de las posturas más respetables y valiosas en la música, la constante búsqueda de nuevos materiales sonoros y trabajar a fondo con los encontrados, sin nunca zambullirse en la búsqueda por el reconocimiento; una búsqueda artística por el arte mismo y no por otra cosa; el arte como fin y no como medio.

En este primer disco como solista lanzado a principios de este año 2014, titulado “This Machine Kills Artists” en honor a la célebre frase “This machine kills fascists” que se encontraba endosada en la guitarra de Woody Guthrie, Buzz Osborne nos trae una nueva búsqueda.

Aún nos encontramos con los riffs clásicos de él, sin duda con mucho más desarrollo o más bien claridad, movimiento y longitud. Esto sin duda se debe a la incapacidad de la guitarra acústica de producir esas masas sonoras que se pueden lograr con la eléctrica y una buena sobrecarga de distorsión. Sin embargo, debido a la afinación más grave de la guitarra y la agresividad, la pesadez no se pierde. Entonces, aunque el resultado no es el mismo definitivamente, la idea desde donde se parte es la misma. Hay una clara búsqueda tímbrica, y aquí es la guitarra acústica de cuerdas de acero. Claro, no es el 1ero ni el último que tomará una guitarra de estas y cantará sus canciones en forma solista. Pero la cosa es que él se lo plantea de esta forma sin lugar a dudas. El hecho de elegir una afinación más grave, tocar de manera fuerte y  punzante, y así evidenciar no solo esta afinación, sino el que las cuerdas estén menos tensionadas y así producir sonidos que otros considerarían indeseados, demuestra que hay algo premeditado, que el resultado sonoro, el resultado tímbrico, es el buscado, y que al final de cuentas, el disco se trata de eso: del sonido de la guitarra acústica jugando en el terreno del Doom Metal.

Obviamente que por el clásico uso de la escala pentatónica en este género, y en este caso combinado al sonido de la guitarra acústica, es inevitable que en ciertos momentos la música nos remita al blues-folk crudo denominado Americana. Sin embargo, esto es en momentos y siempre queda en claro que la música juega en el terreno de rock pesado.

A su vez, el concepto que Osborne aplica en sus trabajos de Melvins, lo anteriormente nombrado, el tomar el disco como una sola unidad, es aplicado aquí. Hay varios temas, hay varios riffs (tal vez más variados que los que se puede encontrar en un disco de su banda), pero todos rondan por el mismo paisaje, incluso tonalidades. Esto hace que el disco, por más que tenga varias partes, es una pieza homogénea. No se trata de escuchar buenos temas, sino un buen disco.
 
Gracias a estas cosas, nos encontramos con un disco sumamente original. Sin duda hay un concepto tímbrico detrás de todo esto. Conociendo el vasto y variado repertorio de su banda Melvins, la elección de un disco con un sonido homogéneo, un disco que se encuentra siempre en el mismo territorio, no es por limitaciones, sino por elección. Esto es lo más importante en la música: que el fin obtenido sea el buscado. Luego de eso, no existe ni el bien ni el mal, no hay mejor ni peor música. Lo importante es que el resultado es el deseado y no se trate de mera casualidad o limitaciones. Y creo que el resultado es obvio: un disco, una sola pieza, de música pesada tocada en formato solista acústico. O sea, nos encontramos con un cantautor acústico y pesado.

Y es esto último lo que hace que este disco sea algo bastante único dentro del casi eterno catálogo de cantautores acústicos en la historia. Por alguna razón, una gran parte de los artistas de esta índole llevan su música a un lugar más tranquilo y pasivo. En muchos casos nos podemos encontrar con algo un poco más sucio y rebelde. Pero prácticamente nadie (aunque en mi caso, nunca he escuchado a nadie) ha tomado este rol de una forma pesada; hacer Metal con tan solo una voz y una guitarra acústica, muchísimo menos hacer Doom Metal de esta forma. Lo que tenemos acá es un disco de metal acústico. Así de simple. Si hubiera que ser más específico, de Sludge Metal acústico, pero bueno, se entiende.

Es inevitable que el Rock y la música popular que ronda en sus cercanías de alguna forma ahora tenga una evolución más lenta, pues, al haber aparecido a mediados de los ’50, contaba con siglos de aportes de otros lenguajes musicales y por ende, tenía todo un ropero de herramientas para lograr cambios en muy poco tiempo. El Rock evolucionó rápidamente por la incorporación de elementos de otros lenguajes, combinándolo con el avance de la tecnología. Hoy en día, cuenta con la tecnología más que nada y por eso ese supuesto “detenimiento”. Sin embargo, uno ve la música hace 15 años y se pueden notar cambios. Claro, no son tan pronunciados como los que hubo del ’65 al ’75 o del ’75 al ’85, pero siempre sucede así en la música: evoluciones inversamente proporcionales. Bueno, es que en realidad, en la historia de la música, las evoluciones han sido más prolongadas. El alto avance es algo propio del siglo XX, pero no de la música en sí.

Entonces, a todo esto, este disco representa esos lentos avances, pero aún así avances. Es un género musical ya conocido pero presentado en otros medios y así, se logra una combinación diferente. Novedosa, no al punto de un nueva revelación o género, pero sí novedosa. Es un granito más que nos aleja del pasado y nos acerca al futuro.

Queda en claro que este disco será de los mejores de este año, al menos así lo será para este blog.





Aquí comparto con ustedes el disco entero para que lo puedan disfrutar:

Además, un pequeño concierto que dio en KEXP, porque King Buzzo es de esos artistas que es mejor verlos en vivo que escucharlos en un disco:




HASTA LA PRÓXIMA!!!!