Retornando al blog, esta vez les traigo
nuevamente a uno de los actos musicales más interesantes de los últimos años,
Tinariwen, que están a unos días de lanzar su nuevo álbum pero que ya puede ser
escuchado en internet.
En el post en el que reseñe su disco del
2012, “Tassili”, cuento un poco sobre sus orígenes, los cuales son
fundamentales para poder entender su música de verdad. Aquí dejo el link del
mismo: http://hoboblues2013.blogspot.com/2013/06/tinariwen-tassili.html
Este nuevo disco llamado “Emmaar” será
lanzado el 11 de Febrero. Aunque no nos vamos a encontrar con algo que nos
sorprenda, ya que al tratarse de una banda que toca folclore tuareg, no va a
tener ningún giro estilístico de 180°, sin duda nos trae un enfoque diferente
de su música y esto no es por casualidad o por un planteamiento puramente
artístico. Mucho le ha sucedido a la banda desde el lanzamiento de su
próximamente anterior álbum y que sin duda condicionó en gran medida la música
que se nos presenta esta vez. Aunque la historia es larga, intentaré resumirla
sin perder los detalles más importantes. Y creo que estos acontecimientos
cuentan la mitad de lo que se trata el disco, porque entender de verdad lo que
es la música de Tinariwen no es simplemente escuchar su música, sino saber cual
es su realidad, más que nada saber cual es su realidad.
A principios de Enero del 2012 empezó una
guerra para que el área del norte de Mali, conocida como Azawad, lograra la
total o mayor independencia del gobierno de Mali, de forma de que este
finalmente se volviera una tierra independiente para los tuareg. El gobierno de
Mali, desde hace décadas, nunca ha reconocido la independencia de los Tuareg,
desatando matanzas masivas a los mismos y negándole sus derechos. Luego de esta
batalla, los tuareg lograron tomar temporalmente el control de esa zona.
Por Marzo, el entonces presidente Amadou Toumani Touré fue despojado de su
puesto, justo un mes antes de las elecciones nacionales, por un grupo de
militares que se hicieron llamar el Comité Nacional de Restauración de la
Democracia y el Estado (CNRDR) y estos tomaron el poder hasta que considerarán
que el país hubiera vuelto a una democracia digna de una elección presidencial.
Los rebeldes tuareg, ante esto, empezaron a
tomar otros sitios, tomas ante las cuales, en realidad, la CNRDR no hizo mucha
fuerza en contra. Luego de esto, se declaró que estos habían conseguido
independencia de Mali. Pero debido a la facilidad en que la obtuvieron, hubo un
enorme cuestionamiento del grupo militar que había tomado el poder.
Fue con esto que Ansar Dine, un grupo
militante islamita que ha intentado imponer violentamente la Ley de Sharia (el
código moral, político, económico,
sexual y religioso del Islam), empezó una larga y tortuosa pelea contra los
rebeldes tuareg, logrando obtener el territorio ganado
por los mismos y capturándolos.
Ya por el 2013, el gobierno de Mali pidió
ayuda a fuerzas militares extranjeras, de las cuales las francesas fueron las
que más participaron. Al tiempo, el
territorio tomado por los islamitas fue recuperado por el gobierno de Mali y se
firmó un tratado de paz con los Tuareg. Sin embargo, los últimos levantaron la
paz porque afirman que el tratado no había sido respetado por el gobierno y
hasta entonces siguen en guerra y conflicto.
Durante la toma del norte por parte de
Ansar Dine, hubo una enorme persecución y captura de tuaregs. Entre los más
buscados estaban los miembros de Tinariwen, ya que se han transformado en
líderes de esta comunidad.
Durante esta persecución, Ansar Dine logró
capturar en Enero del 2013 a Abdallah Ag Lamida, uno de los guitarristas y
cantantes de la banda. Los demás lograron escapar. Sin embargo, este ya fue
liberado.
Debido a todo esto, obviamente el quedarse
en su tierra natal, el desierto de Sahara, no es algo posible para la banda, o
más bien inseguro. Mucho menos para grabar el nuevo álbum que tenían planeado.
La banda se trasladó a Estados Unidos para
grabar el disco. Pero no fue en cualquier lugar. Debían encontrar una conexión
con su tierra natal y la encontraron en Joshua Tree, un lugar no tan desértico
como el Sahara pero si muchísimo más que una ciudad, en el desierto de California.
Para grabarlo, construyeron un estudio en una casa del lugar. Las grabaciones
duraron 3 semanas nada más.
En su álbum anterior, nos encontrábamos con
un disco casi que puramente acústico, algo que los acercaba aún más al folclore
tuareg, esa música grupal de fogata que más que un espectáculo artístico, se
transforma en un ritual social. Los integrantes comentaban que se trataba de
recuerdos de aquellos tiempos donde estaban en plena guerrilla y era la música
la que evocaba una paz momentánea.
Por ese lado, era un retorno. La
electricidad es algo fundamental del sonido de Tinariwen, pero tal vez no tanto
espiritualmente. Es más una posición estética más que filosófica.
Sin embargo, debido a la participación de
varios artistas occidentales, a quienes, por lo que parece, se les dejó
contribuir desde su propio mundo, su universo musical occidental, la música en
varios momentos parecía diluirse con las costumbres de rock y música pop
carecientes de una identidad cultural. En muchísimos momentos nos encontramos
con lo más folclórico de esta banda, lo más “tuareg” que uno podría escuchar.
Pero en otros uno duda qué está escuchando, si acaso es música tuareg con unos
toques de occidentalismo o rock acústico con pinceladas de algo exótico. Sin
embargo, más allá de todo esto, la carencia de sobreproducción, ya que la
música, sea lo que sea, es muy clara y sin casi capas de sonido que tapan
descuidadamente aquello que podría hacernos creer que los tenemos al lado
nuestro, nos traía un sonido genuino y puro y nos transportaba a los paisajes
íntimos que deben vivir estas personas cuando se encuentren en fogata en el
medio del desierto. Aún así, el enfoque compositivo es muy variado, por lo que
las canciones se pueden distinguir fácilmente, algo que es típico en el enfoque
musical de la música pop de procedencia anglosajona, y algo que hoy en día se
ha tornado en algo valeroso y que en momentos es fundamental para medir la
calidad de un disco.
En este disco, por el lado compositivo, es
estrictamente folclore tuareg. Hay participaciones de artistas de rock, como
Josh Klinghoffer, el ahora guitarrista de Red Hot Chili Peppers, pero estas
participaciones no interfieren en el total compositivo. Es más, su carácter no
es tanto melódico sino más bien textural, y como este es mínimo, suena más a
una mano del lado de producción más que el instrumental.
A su vez, volvemos al sonido característico
de la banda, ya que se trata de un disco puramente eléctrico, llevándonos al
lado más rockero de la banda, tal vez el más en toda su carrera.
Pero antes de ocuparme de comentar todo lo
positivo que le encuentro a este disco, que sin duda es muchísimo ya que se
trata de una gema musical, además de que si no lo considerara bueno no lo
compartiría ya que acá se trata de recomendaciones musicales y no de crítica
musical, voy a hacer una crítica muy severa sobre lo que le está sucediendo a
esta banda gracias a la industria musical, algo que no es culpa de ellos, ya que
sucede con todos los artistas de cultura no-occidental.
El gran problema es que la banda se ha
vuelto muy popular mundialmente. Esto suena un poco estúpido dicho de esta
manera así que déjenme profundizar.
En el mundo está por un lado el mundo musical
y por otro la industria musical, uno que nace de algo honesto y genuino (aunque
obviamente puede caer en las manos de la avaricia) y el otro que nace de algo
totalmente económico. Esto último significa que se ve a la creación artística
como un objeto con capacidad de venta, un producto. Una industria, como tal,
debe lograr que su producto logre el mayor número de ventas.
Algunos, como el querido Dischord Records, se
dedica a darse cuenta de cual creación tiene un valor puramente artístico y con
esto ya alcanza para lanzar su disco, sean super vendibles o no. Otros, como
todos los grandes sellos musicales, ven un poco esto, pero se dedican más que
nada a ver cual de estas creaciones tienen un potencial de mercado, o sea,
cuales tienen un elemento que puede ser encasillado dentro de las diferentes
búsquedas musicales que hay.
En el caso de Tinariwen, el elemento es ser
exótico, no occidental. El hecho de que sean nómades, sean del Sahara, vistan
ropas extrañas para el ojo europeizado y toquen una música ritualista típica de
una cultura bastante desconocida, le da TODO el atractivo para llamar la
atención de aquellos que buscan fuentes musicales lejanas a su realidad. A todo
esto le podemos sumar la importancia histórica de los integrantes de la banda:
ex guerrilleros que hasta el día de hoy viven una realidad muy turbulenta y que
mediante su música, portan el mensaje de paz de su pueblo.
Pero hay algo que es lo que le da la
premiación implícita de promesa musical étnica: el hecho de que toquen
instrumentos eléctricos y que, con la suma de sus claras y ya explícitas
influencias de bandas de rock, su sonido sea muy cercano al blues-rock ya muy
bien sentado en nuestro mundo musical, lo cual lo hace sentir muchísimo más
familiar que la enorme mayoría de artistas y conjuntos musicales con una
propuesta más cercana al folclore de su tierra.
Todo esto obviamente no escapa del ingenio
de mercado de la industria musical y han sabido como explotarlo.
Al principio, era con imágenes e historias
que se encontraban en los librillos de los discos, entrevistas y mini
documentales de la banda, todo siempre decorado de una forma super poética para
hacerlo más atractivo. Lo que podía ser una simple caminata por el desierto, en
la escritura se transformaba en “un viaje en la soledad de la arena del
Sahara mientras el viento de un atardecer sopla desde el horizonte”. Esto es
algo que sucede en todos los artistas de esta índole cuando se los intenta
vender al consumidor ajeno a esto: se le hace una “invitación” al mundo
exótico, una “invitación a adentrarse en
estos mundos desconocidos y descubrir lo que se encuentra en lo más profundo de
estas culturas”. Básicamente hacer sentir al oyente que está a punto de
encontrarse con algo nuevo, un atractivo que crea la ilusión de que esa
persona es ahora parte de una cultura a la que no pertenece y así sentirse
alejado, por un momento, de su realidad citadina.
Luego, desde su 3er álbum, empezamos a
notar que la producción de los discos es no solo más profesional, sino que esta
rellena con varias capas de sonido. Esto se debió a que el éxito de la banda
estaba creciendo y quienes venden su música ya no buscaban solamente como
objetivo de venta a los aficionados de los folclores, sino a gente del rock,
estilo al que, como dije, se lo puede vincular fácilmente. Y estos posibles
nuevos oyentes no solo van a querer la música, sino un gran trabajo de estudio.
Estos oyentes, generalmente, buscan una experiencia musical, algo que les
permita viajar en su imaginación hacia otros lugares. Y la mejor manera de
lograr esto es mediante un gran trabajo de producción de estudio
post-grabación, de forma de que todo este nuevo imaginar al que puede conducir
esta música ajena se vea facilitado mediante capas de sonido que logren un estilo de espacialización ficticio que difiere a la realidad sonora del mundo citadino
y bueno, del mundo en general, pues este mundo sonoro creado tampoco es el
mismo que viven estos artistas. Con esto, el “viaje” ya está totalmente
preparado y solo hace falta ponerse unos auriculares y apretar el botón de Play
para poder subir a bordo.
Lamentablemente esto es lo que ha sucedido
con la banda y cada vez más. Obviamente la banda no tiene la culpa de esto, o
al menos no del todo. Son víctimas de un monstruo mucho más grande que
cualquier músico. No es culpa de ellos porque en sí, los medios no mienten
sobre su realidad. Sin embargo, estos últimos saben muy bien que palabras
elegir y como ordenarlas para que toda esa realidad sea mucho más atractiva y
poética. Y la producción musical muchas veces no es decisión total del artista.
No dudo que los integrantes de Tinariwen no quieran lograr esto, porque han
comentado muchas veces de su entusiasmo tecnológico. Pero es verdad que con
esto, de a poco su música puede ser víctima de una lenta dilución con
componentes occidentales, acercándose cada vez más a la música pop hasta transformarse en una banda de rock con influencias
tuareg.
En este disco sucede algo así. Por su
carácter puramente eléctrico, parecería muy difícil no tentarse a un poco de
sobreproducción. Aquí se puede notar claramente como, más allá de que son
distinguibles los diferentes instrumentos musicales, hay un gran manto de
sonido que nos crea un paisaje bastante onírico.
Pero hay algo que es verdaderamente molesto
y asqueroso. El disco empieza con unas palabras EN INGLÉS, con un tono grave,
tranquilo y meditativo, en las cuales nos describen lo que deberíamos imaginar:
caminar por el viento, caminar por el agua, por el desierto. Esto es un claro
ejemplo de lo que les comentaba anteriormente.
Todo esto que he dicho hasta ahora va más
allá del disco y la música en sí. Es algo que considero muy importante para
reflexionar y preguntarse si cuando uno escucha estas cosas, por un lado, si lo
que a uno de verdad le gusta es esto ajeno o el hecho de que esto ajeno tiene
un componente muy importante que lo asemeja en gran medida a lo que estamos
acostumbrados a escuchar, y por otro, si somos conscientes de lo que estamos
escuchando, o sea, no solo la música, sino todo este trabajo muy bien pensado
para lograr atraparnos con lo exótico.
Dicho todo esto y dejando en claro el campo
por el que creo que estamos caminando, ahora es momento de hablar del disco
mismo, porque, más allá de lo que puedan hacer los sellos discográficos, en
este caso, la mayor parte del trabajo está hecha por estos increíbles músicos.
Tinariwen, como comente al principio, ha
estado viviendo momentos muy difíciles para su pueblo, al punto de que han
tenido que alejarse de su tierra natal. Este dolor y pena son claramente
reflejados en la música del disco.
La elección de un sonido eléctrico en su
totalidad, al punto de que no se escucha una clara intervención acústica en
todo el disco excepto en el último tema, no es casualidad. Es un sonido crudo,
sucio y doloroso. Son guitarras con poca distorsión, pero la tienen, y eso le
da un crujido que con una acústica sería más subjetivo.
Pero lo más importante es el clima triste y
oscuro del disco. Excepto el penúltimo tema, “Emajer”, que es tal vez el más
interesante ya que la percusión tiene un ritmo mucho más movido con ataques de
menor duración y espacios entre uno y otro, dándole una idea más veloz de lo
normal, son temas que invocan un ambiente desolado, de pena y dolor. El uso de
la escala pentatónica menor, la conocida como la de blues, es el pilar de este
logro.
Entonces nos encontramos con 11 temas super
electrificados y con ritmos movidos pero densos, todos con un aire de momentos
difíciles y tocados con la misma escala. Y gracias a esto sucede algo que no
sucedía en los otros discos.
Al escuchar el disco de punta a punta, uno
obviamente nota que las canciones van cambiando. Sin embargo, llega un momento
en el que uno se pone a dudar si lo que está escuchando son diferentes
canciones o son partes que constituyen una única gran canción.
Es que como dije, todas parten del mismo
lugar emocional y todas están plasmadas de una misma forma, porque es así como
lo sienten estos artistas. Entonces más que 11 canciones, podría verse como 1
sola canción con 11 variantes.
Es algo placentero, porque de una forma
subjetiva, desde la magia y poesía de la banda, se logra de verdad experimentar
un “viaje”. Y este no existe gracias a la producción de estudio de rock, ni el
constante énfasis en que son nómades del Sahara, ni el uso de imágenes de su
pueblo en sus vestimentas típicas o de los paisajes en los que viven, ni a la
patética introducción anglosajona del principio, sino por el trabajo artístico,
por la composición y musicalidad de estos músicos, por el concepto unificador
que hay por detrás de todo este trabajo discográfico.
Y esto puedo afirmarlo ya que un amigo del
alma, aquel con quien más comparto esta banda, me comentó exactamente esto sin
que yo dijera ni una sola palabra. Y se trata de una persona que, por más que
tiene un oído un poco más trabajado que la mayoría, no es ningún conocedor de
teoría o estética musical. Su comentario nació puramente desde una percepción
sin conocimientos de la materia.
Entonces aquí aparece algo interesante.
Mientras que por un lado nos encontramos con un sonido eléctrico que es difícil
desvincularlo del rock y por ende a la cultura globalizadora, por otro nos
encontramos con un enfoque compositivo que nos lleva a la pureza del folclore
tuareg y por ende al verdadero significado de un folclore, sea del origen que
sea. Esto último se debe a que no hay una gran diferenciación entre tema y
tema, prácticamente no la hay.
Las canciones se diferencian por sus
letras, que obviamente no las entendemos, y entonces ahí de verdad entramos en
lo que es la cultura tuareg. No se trata de lo que sucede en una canción y
luego en la otra, no se trata de cómo se diferencian entre ellas, ni como están
diferentemente arregladas, sino del conjunto, el todo, lo que se evoca.
Hay que partir de la idea de que son
canciones de rituales sociales, y como en todo ritual, hay un principio y un
fin del mismo. En una cabeza occidental, la canción funciona como un mundo
propio. Puede haber una conexión entre todos los temas de un disco, pero cada
tema tiene que funcionar por sí mismo, cosa que de ser desarraigada del resto,
aún funciona. Aquí no sucede eso de ninguna manera.
Es interesante que más allá de un sonido
rockero, si esto lo limpiáramos y lo dejáramos con un sonido puramente
acústico, no nos encontraríamos con canciones, sino con un verdadero ritual.
Empiezan a tocar, frenan unos segundos, vuelven a tocar, y así sucesivamente,
pero en ningún momento lo percibiríamos como el comienzo de algo nuevo, sino
como el retorno a aquello que ya había empezado.
Con “Emmaar”, Tinariwen logra crear uno de
sus discos más personales, genuinos y sin duda más difíciles de escuchar,
porque por más que el sonido nos es familiar, el desarrollo musical es muy
homogéneo. Se crea un solo paisaje de principio a fin y la escucha es
simplemente un recorrido por el mismo, pero este SIEMPRE se encuentra intacto.
Siempre vamos a encontrarnos con el mismo paisaje en el mismo estado emocional,
en el mismo momento del día. Es un paisaje estático.
Este nuevo álbum, que se transforma en el
6to de la banda, es, musicológicamente, uno de sus más importantes.
En su primer álbum, “The Radio Tisdas
Sessions”, nos encontrábamos con una música muy pura, sin ninguna influencia
ajena a la tradición tuareg más que la que la banda portaba desde un principio
previo al lograr un contrato discográfico. Esto lo transformaba en su disco más
valioso musicalmente, porque nos presentaban su música intacta, la esencia de
la banda, y por ende, es hasta el día de hoy su disco más difícil de escuchar y
sin duda el que más puede aportarnos.
Esta vez nos encontramos con un disco muy
difícil de gustar verdaderamente. Obviamente, se puede escuchar fácilmente en
mayor o menor medida, pero gustar de verdad, apreciarlo de verdad, es más
difícil. Y es por todo eso que decía, pero por algo más también. El oído se ve
confundido. Es muy interesante la dicotomía que se crea entre un sonido
eléctrico, típico de rock, algo a lo que todos estamos acostumbrados, y luego
un enfoque compositivo prácticamente invariante, emocionalmente estático, donde
la diferenciación de canciones se va haciendo cada vez más difícil a medida que
avanza el disco, transformando todo en una gran canción y por ende, creando una
escucha cercana a los 60 minutos donde la división temporal no solo parece innecesaria
musicalmente, sino que se vuelve imposible.
“Emmaar” es sin duda una verificación de la
constante presión que ejerce la industria musical en la creación artística,
pero es a su vez el primer trabajo conceptual de la banda y tal vez lo más cerca
que vamos a poder estar de la banda desde un punto de vista social.
Aquí les dejo para que vean los 2 videoclips que han lanzado de este nuevo álbum:
"Toumast Tincha": http://www.youtube.com/watch?v=IFtmB2U3Clo
"Imidiwan Ahi Sigdim": http://www.youtube.com/watch?v=ix76SFstT0I
Y aquí para que puedan escuchar el álbum entero online: http://www.theguardian.com/music/musicblog/2014/feb/03/tinariwen-emmaar-album-stream
HASTA LA PRÓXIMA!!!!!!
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