La vez pasada hablaba de aquellos
discos que traen algo novedoso, “un paso adelante”, y el valor
que tienen y desde dónde tienen que ser valorados. Pero hay otra
cara de la moneda. A veces hay discos que tal vez no traen algo
novedoso en cuanto a estilo, composición, arreglos, etc, pero que el
conjunto está llevado a un punto máximo, dónde cada parámetro
musical es trabajado minuciosamente, logrando que ese lenguaje
conocido por el oído tenga una variante. Y hoy traigo un ejemplo de
ello, un ejemplo que, como el disco de Portillo, dejará su marca. No
desde el mismo lugar; otro tipo de marca, pero sí una marca e
importante creo yo.
Ismael Varela es la cabeza detrás del
proyecto solista uruguayo llamado Señor Faraón, uno de los más
interesantes junto al anteriormente reseñado Portillo y al aún más
anteriormente reseñado Alessandro Podestá. Los 3 solistas de alguna
manera se conectan en algún punto debido a sus idiosincrasias:
cantautores con un gran despliegue guitarrístico y vocal, a lo cual
se le suman varios detalles personales.
El camino de Señor Faraón empezó en
el 2008 con su 1er disco titulado “Siguiendo al rayo”. En ese
entonces, se trataba de un bluesman en su más pura definición:
canciones solamente con guitarra de cuerdas de acero y voz, alguna
armónica cada tanto, cantadas la mayoría en inglés. Tenía un
estilo particular de tocar, el cual era prácticamente todo usando los
dedos, pero no era nada del otro mundo. Era interesante por su forma
de interpretar el estilo, con canciones muy bien hechas que
aprovechaban ambos instrumentos a gran nivel, pero siendo objetivos,
no se alejaba del estilo.
El tema es que Ismael Varela era mucho
más que eso. En paralelo, era baterista y compositor de Revólver,
banda uruguaya de blues-rock (que estuvieron por aquí hace 2 años
por su último disco “Vengan todos a la luz”: http://hoboblues2013.blogspot.com.uy/2013/12/revolver-vengan-todos-la-luz.html) y era
percusionista y luego compositor de Hablan por la Espalda (quienes
también estuvieron en el blog por su más reciente disco “Sangre”: http://hoboblues2013.blogspot.com.uy/2015/04/hablan-por-la-espalda-sangre.html ). El Señor Faraón de ese entonces era solo una cara del “todo”
de Varela. Y fue en su siguiente disco “Las últimas en inglés”
(título que dejaba en claro que era el cierre de un pasado y el
comienzo de un futuro) que de a poco fue mostrando su “todo” en
conjunto: canciones que traspasaban las líneas del blues y folk
estadounidense, la aparición en momentos de percusión, arreglos de
guitarra que tocaban varios otros estilos. No era un gran salto, pero
se notaba que de a poco se abría a algo nuevo.
Con el paso del tiempo, la evolución
que tuvo en ambas bandas fue muy grande, sobre todo en HPLE, quienes
decidieron agregar con su entrada un lenguaje que se enfocara más a
las raíces de nuestro país y posteriormente sumándole cosas más
de los '70, y donde él tuvo la posibilidad de componer. A la vez, el
abanico de Revólver también se expandió. Esto, inevitablemente,
se adentró en el música de Varela. No es que los estilos se
asemejaran. Siempre hubo una enorme distinción entre sus bandas y su
proyecto solista; ciertos aspectos se encontraban, pero más que
nada, la idea del cambio. Obviamente esta es una visión personal,
pero no creo que sea coincidencia que los 3 proyectos tomaran nuevos
rumbos casi que a la par, menos cuando él estaba como compositor en
todos. El pie, la idea del cambio estaba presente.
Sumado a las búsquedas personales, el
mundo de Señor Faraón se amplió y de a poco se fueron escuchando
en vivo canciones que se alejaban de ese primer blues-man de raíz
estadounidense a algo que se podía conectar con cantautores de
nuestro territorio. Letras en español con un carácter sumamente
poético, armonías más expandidas con pasajes que podían ir de
algo tonal a algo más del siglo XX, aspectos de música más
autóctona como el candombe (en momentos), mayor uso de contrastes
dinámicos y de arreglos, diferentes secciones claramente
distinguibles que hacía que las canciones tuvieran un mayor
desarrollo, distintos lenguajes para cada canción, etc. De alguna
forma, este nuevo rumbo lograba que cada canción obtuviera mayor
personalidad e independencia, contrario a lo que sucedía con sus
primeras canciones, las cuales todas tenían el mismo género y
encare. Era un cambio notorio que no dejaba de lado su idiosincrasia
presentada en el 1er disco, pero que la había cambiado de
procedencia. Claramente había, consciente o inconscientemente, un
mayor acercamiento la música de cantautores de nuestro país y
territorio que la de países anglosajones.
En el 2014, entró al estudio para
grabar estos nuevos temas y fue el 20 de noviembre de este año 2015
que finalmente vio la luz el 3er álbum titulado “Piel de culebra”.
El disco, para los que ya conocemos su
trabajo y lo venimos siguiendo, no sorprende. No sorprende en el
resultado, en el lenguaje. De alguna forma, era el resultado al que
tenía que llegar, algo así como su destino. Esa sumatoria de
cambios en su forma de componer, en su encare, más la clara
evolución que tuvo en sus 2 bandas y por ende evolución
personal....bueno, esto era lo que varios esperábamos y queríamos:
una especie de síntesis del mundo musical que contiene Ismael
Varela.
A diferencia de Jorge Portillo, el
anteriormente reseñado (y que vuelvo a recomendar enormemente),
Faraón no tiene cosas tan personales, o sea cosas que uno diga que
son propias de él. Portillo tiene su propio lenguaje, el cual es
desarrollado a lo largo de todo su disco. Faraón no tiene un
lenguaje tan propio, pero es varias cosas a la vez. Es blues, es
folk, es tradiciones uruguayas, es tradiciones latinoamericanas, es
rock. No tiene algo totalmente personal, pero su personalidad se
trata de ser un conjunto de varias cosas y dominarlas de gran manera,
sobre todo su nivel como guitarrista, percusionista, cantante y
compositor. Faraón es muchos a la vez
Este disco ve por 1era vez todas esas
caras unidas y por ende, es super heterogéneo. Son 10 temas, cada
uno con un paisaje diferente. Algunos más cercanos entre sí, otros
bastante diferentes. Claro, siempre dentro de un contexto tonal de
músicas que nos van a sonar a todos cercanas. A eso me refería en
el párrafo anterior y en el comienzo. No nos vamos a encontrar con
nada novedoso por el lado de estilos. En ese sentido, no nos va a
llamar la atención. Lo valioso es como, por un lado, están todos
esos estilo muy bien logrados, y por otro, la calidad instrumental y
arreglística de Varela. Cada tema hace uso de su estilo al máximo,
buscando las diferentes posibilidades para arreglos y detalles
fugaces que hacen que lo que ya conocemos tenga todos los colores,
porque la paleta de ellos ya es conocida y lo mejor que se puede
hacer hoy en día es aprovecharla toda, en su mayor nivel.
Parte de esa síntesis del mundo de
Varela es evidenciar su multi-instrumentalismo. Y con tal término me
refiero a uno de verdad. Existen varios discos en los que 1 solo
músico agarra una guitarra, y un teclado, y una percusión, etc etc.
Pero nos damos cuenta que domina solo 1 (a veces diría...) y que los
demás los usa de manera muy simple, sin sacarle ningún jugo
propiamente del instrumento, sino más bien compositivo. En este
caso, nos topamos con un músico que es tanto guitarrista (y uno muy
bueno y de los más interesantes de la escena uruguaya actual) como
percusionista (digamos que tanto en HPLE como Revólver tenía un
desarrollo como tal de gran nivel, siempre aprovechando los
instrumentos con ritmos y detalles que no cayeran en lo ordinario) y
como cantante (su voz, aunque lejos del virtuosismo, tiene un timbre
bastante particular y reconocible, con ciertos giros melódicos que
ya son característicos de su música, sobre todo en el medio-agudo).
Acá nos vamos a encontrar con diversas
guitarras, diversas percusiones (desde tambores hasta glockenspiels),
diversas voces, diversos instrumentos de cuerda (como charango o
triple), y todos trabajando como si fuera una gran banda, dando
siempre lugar al juego entre ellos, sea desde la polirritmia o la
polifonía.
Desde mi punto de vista, el cual
obviamente tiene su grado de subjetividad (pero lo digo también
teniendo en cuenta la estética y bueno, conceptos estrictamente
musicales), es verdad que a veces puede sonar sobrecargado de
detalles. No en todos los temas y en aquellos que sí, no todo el
tiempo. Pero hay momentos que puede haber un cierto “exceso de
información” por la variedad de timbres que a veces son hasta
fugaces. A veces puede tener muchos detalles de más y opacar ciertas
participaciones que son más interesantes o distraernos de ellas.
Pero repito, en algunos momentos y de nuevo, desde mi punto de vista.
El gran cambio, dentro de lo que era
Señor Faraón, es las letras en español. En su primer disco había,
pero el idioma que reinaba era el inglés. Y bueno, en su disco
anterior, “Las últimas en inglés”..... En este, el español
domina. Pero además de eso, hay un gran cambio en la estética de
las letras. Hay mucha más metáfora, un tono más poético y no tan
directo como sus anteriores letras. Esto le da un toque a la música,
pues es muy paisajística y con este tipo de letras, se ve reforzado
gracias a esa mayor ambigüedad y abstracción.
“Adiós”, “Vayan prendiendo el
fuego”, “Insectos y hombres” y “Piel de culebra” son las
que resultan más familiares a su trabajo anterior. Rondan entre el
folk y el blues, con mayor evidencia de una u otra según el caso,
pero a la vez, se le agregan detalles de la música de cantautores
nacionales. “Adiós” e “Insectos y hombres” son en su formato
clásico, guitarra y voz. Lo interesante es como en ambas la armonía
se ve expandida de los típicos enlaces de acordes, o incluso cuando
lo son, están adornados. Los otros 2 temas son ya en un formato de
banda, con guitarras, percusión, bajo, armónica, varias voces.
“Vayan prendiendo el fuego” es más interesante por su delicadeza
en cada instrumento. Lo más destacable en todos los casos es el
trabajo vocal, sin duda.
Los demás temas se alejan de esto y
son los que de verdad expanden el mundo de Señor Faraón.
“Sangre de amar”, el 3er tema del
disco, armónicamente tiene unos giros muy interesantes, siempre
jugando en algo tonal, pero está muy bien armada. Además es
interesante como cada sección de acordes tiene su propio carácter y
dinámica. Algo inteligente es que en el estribillo la música no
llega a “explotar”. La suma de tensión que se va dando a lo
largo del tema daría todo para que en el estribillo, en su 2da
vuelta, se cargara. Sin embargo, aquí se mantiene siempre chico, sin
dejarse llevar por lo que podría ser lo más evidente.
“Contigo el salto” trae de lo más
novedoso del Señor Faraón que es la incorporación de folclore
latinoamericano. No es un tema que por sí solo llame. Dentro del
estilo, es bastante típico, nada del otro mundo, pero dentro del
contexto de Señor Faraón, es novedoso y es un tema que le da mayor
variedad al disco; amplia el repertorio.
“Canción en llamas” es el candombe
del disco. Yo soy el primero que dice que dentro de la canción
popular, el candombe ya no da para más, al menos no como se viene
trabajando desde siempre. Señor Faraón le buscó una vuelta. No se
fue al otro extremo, pero logró encontrarle un foco diferente. Por
un lado, la armonía de la estrofa son 4 acordes, los cuales están
armados en 2 y 2 a distancia de semitono. Es más, todos los acordes
son iguales en esta sección solo que son transportados. Eso ya le da
un giro diferente a la típica canción candombera que siempre
presenta los mismos y gastados acordes. También el juego
polirrítmico que se forma entre la percusión y los diferentes
instrumentos melódicos que aparecen, sea las armónicas o las
guitarras eléctricas super distorsionadas, le da un color muy
diferente, sobre todo porque la polirritmia siempre está presente
pero los instrumentos van variando todo el tiempo; salvo la guitarra
y alguna percusión, todos los instrumentos están saliendo y
entrando constantemente, a diferencia de la pared de sonido inmóvil
del formato clásico. Sin duda es de los temas más interesantes del
disco, porque dentro de esos lenguajes ya conocidos y repetidos, es
el que logra dar un enfoque más original. Este no es una canción
candombera del montón.
“La superstición” está tocada en
charango en un arpegio constante que da la sensación de movimiento.
Seguramente sea el tema que más se aparte del estilo conocido de
Señor Faraón y bueno, de los demás temas del disco. Armónicamente
es la más interesante. Sus constante cambios de acordes la hacen
bastante impredecible. Obviamente que por esto, sumado al apregiado y
el timbre del instrumento, se transforma en el tema más
paisajístico, ambiental y nocturno del disco. Para aquellos que
queden entusiasmados con él, les recomiendo el disco “Ronroco”
de Gustavo Santaolalla, disco cuyo instrumental es el mismo en toda
su duración y que en estilo se asemeja mucho a este tema.
“Hacia el filo del alba” es el otro
tema que nos trae ese latinoamericanismo explícito. Se trata de una
chacarera, pero que a diferencia de “Contigo el salto”, se da el
gusto de explorar más, agregando varios giros melódicos en la voz,
diferentes arreglos que incluyen vientos, entre otros. Además, por
su extensión (7:20 minutos), hay más posibilidades de darse este
gusto.
“Ruge como”, el tema que cierra el
disco, puede que sea como los 4 que nombraba al principio, en el
sentido que se trata de algo más cercano al folk estadounidense. Sin
embargo, no es una canción con la estructura típica. No tiene una
estrofa principal ni estribillo. Es más bien como una composición
con comienzo, desarrollo y fin. Es más, dura casi 9 minutos y
contiene varias partes, cada una con su propia personalidad e
instrumental (aunque la guitarra y la voz son siempre el pedal). Es
un perfecto final, pues además de todo esto, sin duda hay cierto
carácter épico, como “gran final”. En momentos recuerda a los
largos y épicos temas folk del disco “Stormcock” de Roy Harper.
A diferencia de los otros temas que vengo describiendo, este no
expande el mundo musical de Varela por su estilo, sino por su
construcción y desarrollo.
Si retomara lo que hablaba en la reseña
anterior, del valor que puede tener un disco, o sea, qué aporta a la
música en general y si no lo hace, dentro del estilo que está, qué
logra, yo creo que en este caso tendríamos un disco que juega en
ambos lugares.
Por un lado, no está inventando nada
nuevo. No es que nos trae un nuevo estilo o forma de componer. No es
como el de Portillo en el que hay un lenguaje personal muy grande que
se vuelve bastante inclasificable. Lo que se presenta en “Piel de
culebra” son estilos que ya son conocidos por todos y que además
se abordan como canciones tonales, o sea, no hay tampoco una ruptura
a nivel constructivo, ni armónico ni melódico.
Sin embargo, tampoco podemos decir que
sea un disco que no aporta a algo más grande y cuyo valor solo se
pueda medir por su calidad dentro de un estilo. Para empezar porque
no hay un solo estilo, sino varios, a veces lejanos. Pero por sobre
todo, porque todos están hechos con un gran nivel, tanto
instrumental como compositivo, y el uso de de los instrumentos está
pensado, en una gran mayoría de los casos, de una forma que escapa
de la tradición de cada estilo presentado. Es algo así como una
sumatoria de varias cosas que venimos escuchando hace años pero
llevadas a un nivel mayor, o más bien, una unión de lo máximo o
cuasi máximo que se ha llegado en cada una. Es un disco cuyas
canciones funcionan por sí solas, pero que en conjunto, la suma de
toda esta heterogeneidad llevada a un nivel alto, le dan algo que lo
separa de una gran mayoría de discos de nuestro país. Y por ese
aspecto, diría que sí está aportando algo nuevo.
Yo no creo que sea un disco más. Creo
de verdad que va a dejar una huella importante. No del mismo tipo de
Portillo. La de este último es de esas que aportan algo novedoso,
diferente, un nuevo lenguaje. El de Faraón es una marca que eleva
aún más lo ya sucedido. De alguna forma, es como llegar al tope de
la montaña.
No puedo decir que el disco sea un
“hasta acá se puede llegar con esto, dejen de intentarlo”. Antes
de este disco, podría haberlo dicho y sin embargo ahora tenemos esto
y es algo valioso. Pero es verdad que últimamente hay una enorme
repetición y se pierde el entusiasmo de hacer búsquedas más
personales, “buscarle la vuelta al asunto”. Pero en este caso, se
la busca y se encuentra, sin querer alejarse del lugar tradicional y
ameno para el oído, pero se encuentra.
No será un cierre, porque siempre se
puede, aunque es difícil, darle un tirón más a la cuerda. Pero
creo que después de este disco, conviene mejor pensarlo 2 veces
antes de lanzarse, porque va a ser difícil repetir esto.
Como siempre, los links.
Su Facebook, para poner "me gusta" y seguir su camino: https://www.facebook.com/srfaraon/?fref=ts
Su página oficial, de donde podrán bajar el disco en forma gratuita: http://www.srfaraon.com/
Y su bandcamp, donde podrán escuchar toda su discografía: https://srfaraon.bandcamp.com/
HASTA LA PRÓXIMA!!!
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