martes, 24 de septiembre de 2019

Mansalva - "Invocar"


La realidad uruguaya siempre ha sido desfavorable para el arte. Teniendo en cuenta que es un país bastante tradicional y conservador en lo que a cultura concierne (y bueno, si uno cree que la cultura es uno de los máximos referentes que definen a una sociedad, tal vez podemos hasta extender esta declaración), sumado a la comodidad y desinterés por la vida activa desde un aspecto humano y filosófico, algo que varios declaran como en estado creciente, uno puede imaginar que hacer arte, del que sea, es algo no sólo difícil, sino que parece imposible....e imagina bien.

Cuando hablo de arte no hablo sólo del hecho práctico, sino del arte como una expresión y desarrollo del ser, que incluye no sólo la relación afectiva-emocional, sino, a su vez, un trabajo intelectual constante y en constante diálogo con esa práctica. Arte como una expresión emotiva, filosófica, ideológica, política, social, o sea, una expresión humana.

No hay que olvidarse que la sociedad a nivel mundial no sólo desvalora cada vez más el arte (y por ende las humanidades....y por ende la cultura), sino que, en general, para todo, hay una actitud de consumidor pasivo: la información corre automáticamente mientras uno está ahí, quieto, sin interactuar realmente con esa información, y uno pesca lo que se engancha a las antenas receptoras de uno. Y esto es algo de lo que Uruguay no escapa.

Unos podrán decir “....pero no todo tiene que ser nuevo”. No, claro que no. De hecho, es imposible, pero seamos sinceros: en Uruguay poco y nada lo es y mucho menos bien recibido. No hay interés en ello. Hacer arte, el que sea, que proponga algo realmente diferente no despierta la curiosidad e interés de la enorme mayoría. Basta con ver qué se premia, qué se reseña, qué suena en las radios, qué se comparte en las redes, a qué conciertos se atiende. Y esto, todo lo mencionado, no sólo por parte del público. Los músicos también.

Pero falta otro gran detalle: TODO esto, en su enorme mayoría, es arte generado por hombres. Porque el machismo no escapa ni en el arte en este país. La mayoría de las propuestas son por hombres, la mayoría de las reseñas, los espacios, todo. Hay menos oportunidades para las mujeres para hacer música que para los hombres. Y no es porque no quieran. Varias de las personas más interesadas en la música que conozco son mujeres. ¿Pero qué motivación va a haber en hacer algo en lo cual van a tener muy poco espacio? Y aún más, teniendo en cuenta que las propuestas novedosas, o que intentan buscar un giro de tuerca y no caer en la complacencia del público, son cuasi escasas, sumado a lo anterior....¿qué motivación va a haber para una mujer hacer música y sobre todo con esta actitud para, en fin, arrojarse a un charco sin agua? Para peor, cuando se intenta ser compasivo, la discriminación sigue. Basta con escuchar frases como “...y es mujer!” cuando se trata de una propuesta bien lograda.

En este panorama bastante desencantado y que no motiva mucho, han aparecido en los últimos tiempos algunas artistas que se han animado a recorrer este camino, propuestas serias y con un trabajo fino y comprometido. Y estas propuestas además, de alguna forma, parten de algo en común: la tradición de la canción popular uruguaya más “experimental” (uso comillas porque es un término que desprecio, pero en este momento no se me ocurre otro y de esta forma se va a entender), una forma que ha sido dominada por hombres desde su inicio y que ahora en los últimos años ha sido tomada por varias mujeres, algunas con varios de los trabajos más interesantes en los últimos tiempos.

Una de esas propuestas, que es la que nos concierne esta vez, es Mansalva.
El cuarteto está formado por María Eugenia (coros, guitarra), Eva Luna (coros, percusión), Mika Echeverría (Voz) y Sofá Alves (guitarra)

Su trabajo es reciente, habiéndose formado en el 2017. Su primer lanzamiento (y por ahora único), “Invocar”, fue grabado en vivo el 18 de noviembre de 2018 y lanzado el 23 de diciembre del mismo año. Por ende, podríamos decir que hablar de este disco es hablar de la música de Mansalva, y eso haré.

Como dije anteriormente, se podría decir que siguen la tradición de la canción popular uruguaya “experimental”, por lo cual, tienen algo que las hace sonar uruguayas. Pero esto puede significarse varias cosas teniendo en cuenta que, aunque muchos puntos de conexión, los antecesores eran diversos (como Mateo y Lazaroff). En este caso, hay de esos 2 ejemplos y más.

Por un lado, la música de Mansalva es clara y “económica” (simple no sería el término correcto). No hay una sobrecarga de arreglos ni de capas. En cada una de estas últimas, lo que hay es concreto. No hay una especie de líder ni individualismo, sino que cada pequeño objeto está al servicio de los demás y así se forma un “todo”. E incluso una vez formado ese “todo”, sigue siendo claro y concreto. De alguna forma, toda la información está puesta a la vista y uno la atrapa rápidamente.

Pero por otro lado hay un grado de abstracción bastante interesante. Las letras tienen un tono bastante oscuro, contemplativo y hasta triste. Las melodías son siempre cantadas entre una voz requebrajada y un canto bastante estridente, acompañada de coros suaves hasta en el momento de mayor dinámica. Las guitarras (adrede o no, consciente o inconscientemente) pretenden acercarse a acordes tonales pero están infectadas de microtonalismos por las afinaciones. Y en general la energía de la música lidia entre la calma y la tensión. Así se crea un ambiente bastante oscuro y desesperanzador, una especie de reflejo y visión no muy positiva de la realidad que rodea a estas artistas.

La mezcla de estos 2 lados, la claridad y “economía”, y la oscuridad y la tensión, hacen que el ambiente que se intenta generar, llegue a uno con la primera escucha y al apenas comenzar. A la vez, hace que esa simpleza se equilibre, sostenga y hasta justifique con lo difuso que genera ese otro lado, que, nuevamente, se trata de esas melodías que parecen estar sostenidas por palillos o que revientan para transformarse en otra voz, o los arpegios de guitarras que logran cuasi consonancias, siempre rozándose pero nunca encontrándose de verdad.

Es que el interés del juego entre las armonías de las guitarras y las voces no van por lo que son en lo macro, sino en lo micro. No es el contorno melódico general, sino lo que pasa entre nota y nota. Y lo mismo con las armonías de las guitarras. A la vez, en la forma y estructura de las canciones, no es la forma general lo que interesa, sino esos pasajes que conectan una sección y otra, pasajes que a veces son cortos, como un estallido, y hacen que esa linealidad por un momento se corte.

No hay que dejar atrás la percusión, que siguiendo esa línea “económica”, es siempre la base de cómo se “mueve” la canción. A veces son pequeños detalles y arreglos sobre una base cuasi estática. Otras son cambios más bruscos. Pero lo más interesante es que en vez de dejar el trabajo de definir cada sección a la parte armónica y melódica, como suele suceder en una enorme cantidad de ejemplos de música popular con descendencia occidental, aquí la percusión también logra definir cada sección por su impronta, tal vez más que los demás. Todo esto siempre llevado a través de guiños de ritmos de folclore latinoamericano, algo que muchas veces las guitarras también incorporan.



Volviendo a las armonías y melodías por las guitarras y voces, uno podría decir “está desafinado”. Bueno, eso sería una lectura incorrecta. Para empezar, “afinado” es en base a un sistema deliberado, el que sea. Segundo, siempre es en referencia al sistema temperado occidental, que para muchos es el punto de partida de lo que “es” naturalmente, y que el resto son deformaciones de ello. Tercero, ese sistema es uno de tantísimos más, y ni siquiera es el más añejo (de hecho, es de los más nuevos). Cuarto, y más importante, deliberado o no, consciente o inconscientemente, esas afinaciones son las que la banda decidió usar, y están en todo el disco.
La razón por la cual uno podría llegar a esa conclusión es porque el discurso musical no escapa de algo tradicional, o sea, son canciones, y a la vez todo apela a acercarse a algo tonal o modal, o sea, melodías y armonías más tradicionales. Esa mal denominada “desafinación” es la afinación de esta música, y es lo que hace que suene de esta manera y no de otra, y más que nada, que suene a algo peculiar y no mundano.
Porque lo que logra esto es que esa claridad que se da en la presentación de los elementos, engaña con que la misma también esté en los elementos mismos. Y ahí está la trama: saber dónde es y dónde ya no es, pero no saber bien a partir de dónde. Uno puede saber que no es tal acorde y creer que está más cercano a tal otro (o que simula ser ese), pero no se sabe exactamente dónde. Uno puede decir si la voz está requebrajada o está cantando en un sentido más tradicional, pero nunca está del todo ni en una ni en la otra, y el peso de la melodía más tradicional sigue ahí.

Algo que claramente define este disco, y por ende la banda, es cómo logra pasar varios ambientes, cómo logra presentar diferentes arreglos, incluso algunos contrastantes, y nunca alejarse ni de la idea de “economía”, y aún más, sin nunca alejarse de los materiales en su “estado puro”. De alguna manera, se logran diferentes contextos no mediante el uso de diferentes elementos, sino por la recontextualización. Es que hay algo interesante en la música en general: un objeto “es” por sí solo, pero “es”, en fin, según su contexto; A es A, pero A puede ser B si el contexto lo obliga a devenir en B.
Es que en el fondo es una música que, por más que sea canción, tiene un gran pie en algo ritualista, algo que es muy reforzado por plantear una idea y dejarla estática, en un paulatino desarrollo, o transformando el mismo objeto en otro simplemente por combinarlo con otro.

El disco empieza con “La niña”, un tema que, por un lado, tiene una clara forma A-B-A'-B', siendo A una parte más calma, mientras que B tiene una dinámica más fuerte (es interesante como la percusión a su vez adopta un ritmo diferente para cada una). Pero por otro lado, parece ser un tema que no va a ningún lugar, pues se escucha constantemente una nota pedal en La y la armonía es siempre la misma. Es como si fuera una gran forma y dentro de sí adopta otras, varias partes dentro de una sola gran parte. A diferencia de los otros 3 temas, aquí claramente la voz es estelar, mientras que los instrumentos marcan los cambios de parte pero manteniéndose en ese cuasi estatismo.

El segundo tema, “Idea”, debe ser la gema del disco. Ya desde el inicio, con el contrapunto de
arpegios de la guitarras que evidencian estas afinaciones microtonales y el platillo frotado, se nos presenta un ambiente bastante peculiar. Algo interesante es como el tempo de los arpegios va aumentando en form exponencial sin que uno lo perciba, llegando a la estabilidad cuando empieza la letra. A esta creciente la acompaña el desarrollo de la percusión que poco a poco se va formando (y cabe destacar los arreglos simples pero drásticos a lo largo del tema).
Nada como el microtonalismo de los arpegios de las guitarras finalizada la primera parte de la letra, que aumentan su velocidad y se forma un entretejido tan claro como difuso.
Es también interesante como las voces juegan por el mismo lado que las guitarras, sea adrede o por verse “infectadas” por el contexto que dibujan las últimas. Seguramente el punto álgido de la voz principal en el disco sea en la 2da sección del tema.
La consonancia “imposible” final cierra de manera tan inconclusa como fue el tema entero.

Niño calor”, por más que sea el tema más accesible y asemejado a algo de rock alternativo de los '90, contiene varios arreglos interesantes, destacándose aquellos por la guitarra eléctrica que lidera en todo el tema. Mientras que esta última y la percusión llevan adelante el tema con ritmo y bastante swing, la voz hace suyo el espacio no tomado por los demás y decanta en una melodía bastante estirada que evidencia su pulso sólo gracias al acompañamiento. Algo llamativo es el arreglo que hay en el 2do verso de las primeras 2 estrofas, que siempre va sube la dinámica y la tensión de esa calma, pero a cada palabra estelar le da su color (“sangre” por un lado, y luego “suspiro”). Es sin duda el tema más delicado y cristalino del disco.

Mujer tortuga” cierra el disco. Empieza con unos guiños de malambo llevado de la mano de una guitarra y una voz bastante calma, pero pronto empieza a crecer en algo más psicodélico (logrado por la voz acompañante). Es interesante como en el pico de intensidad, la voz parece quebrarse más de lo que en realidad está gracias a la distorsión que genera el micrófono, un efecto que da un color más personal a esa sección. “Quietita en tu lugar”, la frase final con un retorno al dúo de voz y guitarra en un estado calmo, despide el disco de la misma manera que empezó: intensa y problemática.

Hay que admitir que como disco debut, es un tremendo disco. Todas las composiciones tienen ya en la base algo interesante y particular, y a esto se le suman varios arreglos que van adornando y dándole forma para llegar a una imagen sonora más personal. Es que es un disco con una personalidad definida, y sorprende el grado de madurez que tiene el material tratándose de una banda de artistas que recién empieza.

Las voces, las guitarras, las percusiones, los arreglos en la forma y la estructura, los contrastes entre secciones y sub-secciones, todo está ya en un nivel que no sólo no tiene nada que envidiarle a una gran mayoría de materiales uruguayos que andan por la vuelta recientemente (e inclusive hace tiempo), sino que ya se arroja desde el principio en una búsqueda sumamente personal y arriesgada.

Mansalva ya en su primer disco marca un territorio muy interesante y dejan las ganas de saber en qué evolucionará esto. El potencial es enorme. Y es por que es música comprometida con la causa, con el momento en el que se vive y con lo más interesante del arte: aportar una nueva visión, sin temerle al riesgo, de manera honesta....tal vez lo que más se precisa en el mundo hoy en día.



El disco se puede escuchar en su sitio Bandcamp: https://mansalva.bandcamp.com/


Y LO MÁS IMPORTANTE:
El jueves 10 de octubre se estarán presentando en la Sala Camacuá, a las 21hs, junto a otro conjunto uruguayo, Maleza. La mejor manera de conocer y apoyar su arte, es presenciarlo en vivo













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