Este
año 2014, como todos los años (por suerte), ha sido muy fructífero
en materia musical. Varios discos de enorme calidad fueron lanzados.
En
la escena nacional, Hotel Paradise y Croupier Funk con sus discos
homónimos, Reyes Estallar con “La muerte en una buena”, Vincent
Vega con “El Gran Galgo, Lobo Está con “El ciervo que ladra”.
Hubo otros buenos lanzamientos, pero tal vez no tan interesantes como
para nombrarlos como mejores del año (al menos no para quién
escribe).
En
la internacional, Death Grips con “Niggas on the Moon” (el cual
sería, para este blog, el mejor lanzamiento del año), King Buzzo
con “This Machine Kills Artists”, Tinariwen con “Emmaar” e
“Inside/Outside”, Thurston Moore con “The Best Day”, The Bug
con “Angels & Devils”, Pat Metheny y su Unity Band con “Kin”,
Brad Mehldau y Mark Guiliana con “Mehliana: Taming the Dragon”,
Reigning Sound con “Shattered”, clipping. con su debut “CLPPNG”,
Swans con “To be Kind”, Shabazz Palaces “Less Majesty”,
Mariano Rodriguez y su tributo a la Navidad “Liberation Theology
for Beginners”, el EP debut de Diente de Madera “Little Sadie”,
Golondrina Alfa con “Amanecer en el campo”, YOB con “Clearing
the Path to Ascend”, Pallbearer con su 2do álbum “Foundations of
Burden” y Neil Young (el verdadero Diós del rock & roll) con
su disco de covers acústicos “A Letter Home” y su álbum con
orquesta “Storytone”.
Pero
en esta lista falta no solo el mejor disco nacional de este año y
por ende de los encabezadores de la lista, sino que uno de los más
interesantes discos de la música nacional de los últimos años. El
artista detrás de esta excelente obra es sin duda uno de los más
respetables que ha tenido este país en los últimos tiempos. Su
nombre es Alessandro Podestá.
La
carrera solista de Podestá ha sido muy prolífera, inciándose en el
2007 y habiendo lanzado 3 álbumes: “Aspavento” (2009), “Medias
Tintas” (2010) y “Lo que no sé” (2012).
Desde
sus principios se ha definido como un cantautor con una fuerte base
del folclore latinoamericano, dándole una buena entrada a conceptos
provenientes de la vanguardia naciente de la 2da mitad del siglo XX,
siempre partiendo desde la guitarra como principal herramienta
compositiva.
La
más evidente influencia de Podestá, además de los diversos
folclores musicales que utiliza, es el conjunto uruguayo Los que iban
cantando, sobre todo uno de sus integrantes, Jorge Lazaroff.
Lamentablemente esta influencia ha sido llevada por varias personas a
adjetivaciones que sobrepasan el de “epígono”, lo cual, de
alguna manera, ha opacado varias veces el rico trabajo de este
músico.
Absolutamente
nada sale por arte de magia. Todo tiene influencias. El que Lazaroff
sea una influencia no quita nada. Pero la pregunta es hasta qué
punto está la influencia y a partir de dónde empieza lo propio.
Simplemente porque se haga uso de folclore latinoamericano y se
combine con formas y conceptos que escapan de la tradición de la
música popular no alcanza para catalogarlo como “imitador” o lo
que sea de la índole. Además, varias de estas críticas se reducen
a “bueno, porque hay folclore y es raro, entonces es muy parecido a
Lazaroff”.
Lazaroff,
por un lado, siempre explicitaba las influencias latinoamericanas,
siempre estaban ahí, en la superficie, por más que estuvieran
acompañadas de lo “raro”. Además, el grado de experimentación
era llamativa dentro del género, pero no así en términos más
generales. Finalmente, y más importante, la postura de Lazaroff, no
solo en letras sino en el encare musical, contenía una enorme
reivindicación del latinoamericanismo al que quería pertenecer, con
una enorme carga política reflejada por la dictadura de los años
'70 y '80 del Uruguay. No en todas sus canciones obviamente, pero
dentro de la definición de Lazaroff como artista, ese es uno de los
puntos más fuertes, sobre todo en su trabajo con Los que iban
cantando.
Alessandro
Podestá no deja muy en evidencia los ritmos latinoamericanos
tomados. Incluso cuándo son evidenciados, varios son mezclados a la
vez y se hace difícil identificar cada uno. Esto hace que Podestá
ritmicamente no sea un folclorista sino una especie de intérprete
del mismo. Los ritmos de Podestá no son tomados, sino creados. Es un
producto.
Su
música claramente tiene una carga política-social, pero (por
suerte) con un ojo actual. No hay una reivindicación del
latinomericanismo tan tajante, o más bien, no de la misma manera. Y
bueno, más que nada, no es un artista de la dictadura, ni siquiera
de la camada de la post-dictadura. Esto hace que su postura vaya por
otro lado. No tanto de la protesta sino más bien un ojo analítico
de la situación latinoamericana, incluso de su idiosincrasia.
Musicalmente,
la experimentación siempre está presente. Ninguna canción puede
clasificarse dento de alguna tradición. Por la armonía
practicamente nunca. Pero de poder hacerse, la forma de la
composición, su desarrollo, escapa del formato clásico de canción.
Si tomamos lo anteriormente dicho sobre Lazaroff al respecto, la
experimentación de Podestá no solo es tal dentro del género, sino
en términos musciales generales.
Con
esta breve descripción ya queda en claro que Podestá, por más que
tome como influencia a Lazaroff, no es un imitador, tal vez tampoco
un tan evidente epígono. Pero supongamos que fuera más que un
sucesor y que tomara mucho de Lazaroff, al punto que se pudiera decir
que es extremadamente parecido. ¿Cuál sería el problema? No lo
digo desde un punto de vista existencial, sino más bien tomando la
idiosincrasia uruguaya. En un país dónde ultimamente se intenta ser
el 1ero en hacer algo que ya existe en EEUU o Inglaterra en forma
masiva, dónde parece estar de moda la celebración de cada nuevo
conjunto musical que ha “logrado” hacer lo que ya está trillado
en esos 2 países, usando todos los “trucos” ya existentes sin
agregar, en muchísimos casos, algo más personal que pueda
distinguirlos de las evidentes influencias, se condena a aquellos que
toman hasta la más mínima influencia de autores nacionales o
limítrofes. Parece ser que en un país que siempre ha intentado
reivindicar su supuesta autonomía cultural, siempre recibe de brazos
abiertos a todo aquel que sepa cocinar con la receta de los
extranjeros y enterrar a los que usan las recetas autóctonas. Lo
peor es que se le da la mano a los más “nacionales” solo cuándo
son amigables y entran dentro de lo que se clasfica como nacional,
ese producto que siempre ha servido no como un objeto cultural, sino
de marketing. No hace falta indagar mucho para ver que las propuestas
“nacionales” celebradas entran todas dentro de lo que podría
utilizarse en alguna campaña publicitaria de turismo. Un par de
tamboriles, alguna murga por detrás, hablar de nuestras costumbres
más celebradas por aquellos que el orgullo nacional parece ser una
virtud y listo, porque si se quiere ser uruguayo sin que un hacha
caiga en la cabeza de uno, hay que seguir la receta que sirven en
cada panfleto y anuncio.
Cuándo
aparecen artistas de gran nivel como Alessandro Podestá que deciden
alejarse un poco de la tradición en busca de propuestas que nos den
algo nuevo, son apartados por aquellos que no creen que son lo
suficientemente anglosajones y por aquellos que no creen que son lo
suficientemente “nacionales”.
En
el pasado 2014, este músico lanzó su 4to álbum, “Partido el
ganado”. Son 7 canciones, 12 minutos. Sin embargo, es un disco con
un concepto muy sólido que logra solapar su corta duración, algo
así como la duración ideal para lo que pretende ser.
Mientras
que este nuevo trabajo sigue en la línea de los anteriores,
claramente marca una evolución en el mundo musical de Podestá. Los
ritmos folclóricos son aún más mezclados y desprovistos de sus
contextos tradicionales en un enfoque mucho más experimental.
Musicalmente, esto parecería ser más Alessandro Podestá que nunca,
pues todas esas influencias tan claramente marcadas en el pasado se
han hecho menos evidentes, como si hubiera logrado absorberlas del
todo, hacerlas propias y dar a escuchar solo la interpretación de
las mismas, o sea, dónde entra Podestá dentro de ese mundo siendo
él mismo.
A
lo anterior se suma la forma y duración de cada canción. Solo 2
rondan en los 3 minutos, mientras que las demás ni siquiera llegan a
los 2, hasta nos encontramos con una que ronda en los 30 segundos.
Esas cortas duraciones ya perfilan al disco hacia otro lado. Pero
podemos escuchar varios discos de punk, sobre todo de hardcore, y
encontrarnos con temas que no llegan ni al minuto y no les hace falta
tampoco. Tienen una buena conclusión en el sentido más clásico.
Aquí ningún tema parecería tener una conclusión tan evidente. En
ciertos casos son como paisajes a los cuales uno entra y sale al
finalizar el tema. Otros simplemente parecen llevar a un lugar al
cual nunca se llega; terminan porque la grabación terminó y no
tanto porque el tema mismo haya terminado. Este constante rondeo por
la superficie de cada canción sin nunca saber a dónde se llega, esa
especie de pregunta nunca respondida, es sin duda el mayor eje del
disco.
Algo
que no es menor es el trabajo en la guitarra. Ya desde el primer
disco que este artista se viene consagrando como uno de los
guistarristas más interesantes de nuestro país. No es de un
virtuosismo clásico, pero si de un virtuosismo personal. Con su
abánico de ritmos latinoamericanos mezclados como una ensalada, sus
búsquedas por nuevas sonoridades y texturas y su claro gusto por
melodías y armonías menos tradicionales, Podestá logra un
acercamiento muy personal a la guitarra, tanto que en este disco
llega al punto en que uno puede escuchar su guitarra y darse cuenta
que es él sin necesidad de nombrarlo (claro, si ya se lo conoce).
Cada
uno de los 7 temas nos lleva por lugares diferentes, siempre dentro
de un ambiente bastante oscuro e indefinido con letras que contienen
un mensaje que no es tan evidente, lo cual sobrecarga ese misterio
del cual hablaba anteriormente. Es como una mirada personal de la
vida citadina que rodea a este músico.
Pero
por ser un disco con un concepto, 7 temas pensados como un todo, el
orden de estos cobra un enorme sentido, empezando por el instrumental
“Rionegrina”, dónde lo más interesante de la guitarra de
Podestá toma el rol de protagonista, luego pasando a “Cada pueblo
y cada plaza”, un tema minimalista que a medida que evoluciona se
va tornando más oscuro y denso. Le sigue “No sé si fuiste”,
calmando un poco las aguas con una tonada más dulce y amena dónde
los silencios cobran tanta importancia como cada nota tocada. “Notas
4”, el 4to tema, con un principio bastante indefinido que de a poco
va tomando forma hasta llegar al ritmo eje, siempre manteniendo un
acercamiento muy experimental y disonante, sobre todo en las
secciones dónde Juan Manuel Varela toma el rol de cantante (sin duda
el tema más interesante del disco). “Reto Sano” nos trae el tema
más dulce del disco pero con un ritmo y pulsación bastante libre
que nos mantiene en un flotar constante. “Algo movido” es una
samba instrumental muy descontracturada con aires de huayno que
aunque es el tema rítmicamente más firme, por sus apenas 33
segundos de duración, termina siendo el tema que más nos deja en
desbalance. Finalmente “La vá”, con un milongón bastante oscuro
que literalmente despide el disco apenas pasando el minuto,
concluyéndolo sin conclusión, como si justo cuándo estuvieramos
por entender algo de lo que estaba sucediendo se esfumara todo para
nunca saber nada en fin.
Sinceramente no hay nada para refutarle
a este disco. A alguno puede no convencerle cierto aspecto, pero eso
ya iría más por gustos y preferencias. Dentro de la estética del
disco, todo funciona a la perfección. Todo lo utilizado aquí, desde
los arreglos hasta la duración total, parece estar dentro de un
concepto muy pensado previamente. Es interesante como una música que
genera tantas preguntas a la vez tiene tanto sentido, como si
estuvieramos delante de una máquina que no sabemos como funciona
pero la vemos funcionar a la perfección.
“Partido el ganado” es sin duda uno
de los trabajos musicales más interesantes del 2014 y de estos
últimos años en el Uruguay. O incluso de más atrás en el tiempo.
Tal vez mucho más.
Como siempre, los links
Aquí pueden entrar al Facebook del artista para seguirlo: https://www.facebook.com/pages/Alessandro-Podest%C3%A1/450268961697909?fref=ts
Y en su Bandcamp podrán escuchar este grandioso disco, así como sus anteriores: http://alessandropodesta.bandcamp.com/album/partido-el-ganado
HASTA LA PRÓXIMA!!!!!!
3 comentarios:
Mirare esto desde españa
Muy buen blog, lo acabo de descubrir, es un laburo fantástico y necesario el de difundir música uruguaya y artistas de acá, arriba nosotros!
saludos.
Damián Gularte
Como siempre se encuentran interesantes tus aportes sobre la musica que se cosecha en la otra orilla ,tan cerca estamos que el tachin tachin de siempre no nos permite descubrir tanto talento oculto . Muchas gracias Santiago .
Un abrazo desde Bs As
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